lunes, 21 de febrero de 2011

Opinión. Algo huele mal en La Gomera. José Luis Hernández.


Según el ISTAC, la 'isla que habla con el silbido' ocupa los escalafones inferiores de los indicadores de desarrollo , si la comparamos con el resto de las de nuestro archipiélago.

Tiene el mayor porcentaje de paro y de analfabetismo, la cesta de la compra más cara, el mayor índice de personas viviendo bajo el umbral de la pobreza relativa, sigue perdiendo población censo tras censo y éste es el más envejecido, posee los mayores niveles de dependencia y, sobre todo, es la que en peores condiciones está para afrontar las graves consecuencias sociales y económicas de la crisis en que estamos instalados.
Sin embargo, si nos fijamos en los niveles de corrupción política y degradación de la convivencia democrática, debe estar disputando la cabeza del triste 'top ten' canario. Los lamentables acontecimientos acaecidos en estos últimos días lo confirman. En el bando de la derecha extrema, Soria rebuscando en los estercoleros de los juzgados para montar sus candidaturas en una isla donde no tenía partido; CC dividida en tres facciones, una de las cuales, Nueva Gomera, está 'reciclando' todo lo que sobra en los otros partidos; Casimiro Curbelo, en el partido del que es dueño, haciendo de las suyas a pesar de que la UDYCO le está echando el aliento en el cuello. Es triste decirlo, pero en esta institución policial y no en la mar a la que Pedro García Cabrera fue por naranjas, se cifran muchas de las esperanzas de un verdadero cambio hacia la decencia en la política insular.
Esteban Bethencourt, hiperimputado ex alcalde de Valle Gran Rey y ex diputado del Parlamento canario durante una eternidad y en las filas de CC, que no ha pisado la cárcel por la maravilla, para quien se lo puede permitir, que supone la ingeniería judicial, fichado por el PP para encabezar la candidatura al ayuntamiento de Valle Gran Rey y al Parlamento de Canarias. Es posible que para conseguir este cambio de chaqueta le hayan prometido que cuando Rajoy controle de verdad la situación, sus múltiples causas por corrupción serán pelillos en la mar del olvido.
Javier Trujillo Bernal, 'residente político' en la isla, ex consejero de Política Territorial del Cabildo Insular por el PSOE, imputado y pendiente de sentencia por los delitos de prevaricación, cohecho y tráfico de influencias, fichado como cabeza de lista a la alcaldía de Alajeró por el partido de la gaviota.
En el PSOE de Curbelo las cosas no van por otros derroteros, pues ya cuenta en sus filas con un buen número de alcaldes y cargos públicos de más que dudosa honorabilidad por ser, o gobernar con tránsfugas, o por estar implicados en todo tipo de corruptelas. Añadan a la muestra de los horrores políticos insulares, la que este cacique del sigo XXI ha montado estos días en Valle Gran Rey, desmantelando la candidatura de Miguel Ángel Hernández Méndez, para imponerse al sentido común y a las bases honradas del PSOE, consiguiendo, con las malas mañas que le caracterizan, que el tránsfuga Ruymán García Marichal sea su cabeza de lista al ayuntamiento.
Poco importaba que a Hernández, persona culta y honrada, le acompañasen en su lista lo más comprometido, decente y valioso de las bases del Partido Socialista; enfrente tenían a un personaje sin apoyos populares, pero ambicioso, con pocos escrúpulos y dócil para su amo, grandes dotes para alguien que quiera hacer política bajo la tutela de Curbelo.
No sería honesto, ni justo, si en el haber de las culpas de este maloliente panorama, aunque solo sea por dejación de sus responsabilidades sociales, no incluyese a la 'progresía espumosa' insular, en la que sitúo a los muchos intelectuales y miembros de colectivos culturales, que, desde las barreras, permiten que La Gomera siga gobernada por Curbelo, Bethencourt y su corte de hampones políticos. Ante lo dramático de la situación y por el papel transformador que en la historia de los pueblos siempre ha jugado este colectivo, apelo a sus conciencias con el dicho popular de: lo único que necesita el mal para triunfar es que las personas buenas no hagan nada.