martes, 11 de enero de 2011

Opinión. La izquierda anacrónica de Canarias. Juanjo Triana.


La izquierda tiene que adaptar su mensaje y su estrategia a las circunstancias actuales. Quienes repiten las viejas fórmulas sólo porque en otra época dieron resultado están condenados a continuar en la marginalidad, a convertirse en anacrónicos.

El frente único, o frente popular, es la formación de una amplia coalición electoral que agrupe a los partidos marxistas con los reformistas y demócratas de izquierda y centro-izquierda con el fin de cerrarle el paso a la derecha reaccionaria. Ha tenido éxito en diversos estados a lo largo del siglo XX, entre ellos España durante la II República. Cuando el partido marxista cuenta con una sólida implantación entre la clase trabajadora (aunque no sea mayoritario) y tiene una línea clara puede hacer su papel de vanguardia dentro de esa coalición y llegar a liderar el proceso de cambio. Es la estrategia adecuada para quien está en condiciones de aplicarla, pero a veces quien no tiene suficientes triunfos intenta jugar de farol. Si Izquierda Unida Canaria se integrara en una amplia coalición de fuerzas progresistas de Canarias no estaría en condiciones de liderarla, en parte porque no es la fuerza con mayor implantación y en parte por su carácter de sucursal de una fuerza estatal. Por ello sus dirigentes han preferido coaligarse con dos grupúsculos para dar la apariencia de que se han refundado y de que han participado en la constitución de un frente popular, al que han bautizado con el pretencioso nombre de Somos Más – Frente Amplio.
Uno de sus socios es el Partido Comunista del Pueblo Canario, formado por un puñado de militantes activos, trabajadores, consecuentes y honrados, pero grupúsculo al fin y al cabo. En sus orígenes son una escisión del PCE. Su participación en esta coalición en plano de igualdad es como volver al viejo redil con la cabeza alta.
De Unión Ciudadana, su otro socio en este frente, ya trató extensamente el compañero Rubens Ascanio en un excelente artículo. Este partido es un fósil de la vieja fórmula usual en el XIX del partido de notables. Un periodista propietario de una editorial y de una emisora de radio de alcance local crea un partido con sus tertulianos más fieles para condicionar el panorama de la izquierda canaria en su provecho, como lo demuestra su inclusión en este frente. Otros comunicadores, como su alter ego de derechas José Rodríguez, el director de EL DIA, pretenden intervenir directamente en política, pero no han llegado todavía al descaro de crear su propio partido, lo que indica la indigencia a que ha llegado la izquierda en este país.
Hay algunos denominados verdes cuyo principal mérito es su condición verde sin mancha de ningún otro color. Representaron la alternativa al sistema durante las pasadas década, pero ya no. En el futuro pueden llegar a ser una fuerza en alza cuando la socialdemocracia naufrague definitivamente y hereden su papel de opción reformista dentro del sistema, ocupando un espacio en la derecha.
Por último queda mencionar a los independentistas incapaces de colaborar con nadie que no sea independentista, que esperan pacientemente la llegada de alguna presencia mesiánica o un súbito despertar de la conciencia nacional canaria. Los cultos – cargo de la Polinesia se les parecen mucho.
A quien llegado a este punto pregunte qué tiene de particular el partido en el que milito, le contestaré que no pretendemos ser ni los más auténticos, ni los más ecologistas, ni los más radicales, ni los más patriotas. Simplemente estamos organizados y tomamos decisiones de forma asamblearia, como es propio de comienzos del siglo XXI y como nos pide la propia sociedad a la que pretendemos transformar.