domingo, 2 de enero de 2011

Opinión. Feliz año 2011. José Hernández.


Por fin acabó el año 2010, annus horribilis para derechos sociales y de los trabajadores, y año para enmarcar para grandes empresarios y empresas del IBEX 35, que en los tres primeros trimestres del año ya habían ganado más de 38 mil millones de euros, un 16,7% más que en 2009.

2010 pasará a la historia como el año en que Zapatero, olvidó todas sus promesas electorales, olvidó el famoso “no me falles” y se entregó en cuerpo y alma a su nuevo amor, los mercados. El año en que se olvidó de los menos favorecidos al subir los impuestos indirectos, impuestos que sufren por igual los que menos tienen que los que más recursos poseen, siendo por lo tanto, los impuestos más injustos. Un año 2010, donde a los empresarios les es más fácil despedir a todos sus trabajadores, independientemente de su antigüedad, con la absurda excusa de propiciar una mayor “movilidad laboral”. El año que nos deja es el año en que Zapatero se olvidó de los que más sufren, y haciendo a lo que predica nada menos que José María Aznar, eliminó las ayudas a los parados de larga duración, “no sea se acostumbren y no busquen trabajo”.
Mientras ZP hace todas estas reformas y muchas más, siempre pensando en su nuevo amor, en el otro lado, Rajoy se frota las manos sabiendo que le están haciendo el trabajo sucio, y abraza un discurso más propio de un partido marxista que de un partido de los más reaccionarios y conservadores de Europa. La desvegüenza del PP llega a tal punto que en más de una ocasión se han autoproclamado “el partido de los trabajadores”, habiendo sido ellos en sus años de gobierno, los que continuaron con los recortes iniciados en su día por otro nefasto presidente socialista, como fue Felipe González, y fueron ellos los que en sus años de gobierno aprobaron el llamado “despido Express”, causante del 80% de los despidos durante la crisis.
¿Y el 2011? Este año que comienza no se presenta para nada esperanzador. En su afán por regalarle la Moncloa a Rajoy, Zapatero se ha empeñado en retrasar la edad de jubilación hasta los 67, condenando de esta manera a los jóvenes que buscan su primer empleo o a los parados de larga duración. En cuanto a la viabilidad de las pensiones y su posible reforma, comenta el profesor Vicenç Navarro, Catedrático en Economía Aplicada de la Universidad de Barcelona y Catedrático de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Pompeu Fabra, que cuando se habla de la viabilidad de éstas, se ignora el impacto de la productividad sobre el PIB. Para el año 2060, año en que se suponen serían inviables las pensiones con el sistema actual, si suponemos que la productividad crece un 1,5% anual (promedio de crecimiento anual medio de los últimos 40 años), cantidad que el Banco de España considera razonable, las pensiones se podrían aumentar hasta en un 15% del PIB (en la actualidad se destina un 9% y hace 40 años sólo un 3% y nadie considera inviable el pago de las pensiones en la actualidad). La explicación es muy fácil, a medida que pasan los años la tarta aumenta, por lo que las cantidades también lo hacen.
A esto habría que sumarle otros argumentos falsos como considerar la esperanza de vida para defender el retraso en la edad de jubilación, sin atender a que la pertenencia a una u otra clase social implica una modificación en la esperanza de vida. Las personas pertenecientes a la clase trabajadora tienen una esperanza de vida mucho menor que las que pertenecen a las clases más pudientes.
Ante esta situación cabría una nueva huelga general, pero como ocurrió en la anterior se corre el peligro que no sea secundada por una gran parte de la población. Por una parte, por los trabajadores, porque se ven acosados por el terrorismo (uso sistemático del terror para coaccionar, haciendo uso en este caso, de la amenaza de despido) ejercido por los empresarios con un arma llamada 4 millones de parados. Y por otra parte, por los propios parados, desesperados por conseguir un trabajo para poder hacer frente a sus deudas y poder alimentar a sus familias.
Indigna oír a “analistas” decir que las huelgas no son seguidas por los trabajadores, porque están de acuerdo con las medidas adoptadas por el gobierno al considerarlas inevitables, olvidando intencionadamente que el acoso que sufren los trabajadores y trabajadoras en sus centros de trabajo, en muchos casos terminando en despidos encubiertos.
Para empezar a cambiar esto en mayo, tendremos una primera oportunidad donde podremos elegir desde nuestro barrio entre tres opciones, seguir y aguantar estoicamente como hasta ahora, cambiar a peor, o apostar por un cambio real, por un cambio que empiece a dar los primeros pasos desde nuestro municipio, nuestra isla, nuestro país, hacia un mundo más justo, un mundo más solidario, donde lo principal sean las personas. Tú eliges, está en tus manos.