domingo, 17 de octubre de 2010

Opinión. Una asamblea en la “Unión”, una izquierda ilusionada. Rubens Ascanio.


Este sábado nos acompaño el tiempo y el lugar en la VIII Asamblea Insular de Sí se puede, organización en la que milito. El tiempo porque lucía un sol espléndido y el lugar porque celebramos la asamblea en la sede de la Asociación Vecinal “La Unión” de Geneto. La unión, palabra tan querida y buscada en la izquierda, fue la nota destacada de toda la asamblea, más aún cuando fuimos fantásticamente acogidos en uno de los espacios de lucha vecinal más activos y combativos de los últimos años en Tenerife.

Nos es fácil a estas alturas del siglo XXI reunir en Canarias a más de 140 personas para hablar de política y construir alternativas. Más si cabe cuando por medio no hay la búsqueda de un “puestito” o una jugosa recompensa, como las que promueven las formaciones políticas que han dominado la vida institucional de nuestras islas los últimos años. Me ilusiona además que todas esas personas que copamos completamente la sala de la asamblea además viéramos más caras nuevas, muchas más, caras jóvenes y veteranas dispuestas a escuchar y a echar una mano para que la izquierda canaria ocupe el espacio que le corresponde en el panorama político canario. Una izquierda canaria que al fin y al cabo es la suma de decenas de personas procedentes de tradiciones políticas diversas y con sensibilidades diferentes. Una izquierda que es capaz de reunirse bajo un mismo nombre y actuar realmente coordinada, con la fuerza y la voz de las asambleas para alcanzar objetivos reales, cada día más reales. Que sin ser “toda” representa a día de hoy la única unidad posible y viable en marcha.
En un momento de la asamblea el compañero Antonio González, uno de nuestros puntales en Buenavista, dijo que “casi sin darnos cuenta estábamos asumiendo y preparando nuestra llegada a las instituciones” por las resoluciones aprobadas y su nivel de concreción. Esa es sin duda una buena señal, cuando no te pierdes en debates interminables y diriges todos tus esfuerzos a tratar de limpiar las instituciones de abajo a arriba, sabiendo donde se esconden los verdaderos adversarios y sus oscuros intereses.
Me gusta especialmente estar en una organización que elige democráticamente a un compañero como Domingo Garí para encabezar nuestra candidatura al Parlamento. Una persona íntegra, con una amplia trayectoria de militancia política pero también con un brillante curriculum profesional, que le ha permitido sacar a la luz en varias excelentes publicaciones reflexiones sobre la acción política o aspectos sobre nuestra historia reciente, casi desconocidos para la gran mayoría. Un profesor universitario que es capaz de reaccionar y expresar su rechazo ante unos editoriales llenos de odio, incumpliendo la norma no escrita que dice que un político no carga jamás contra un medio de comunicación. Un periódico que resulta ser el más leído de Tenerife –contra el que ha ganado incluso un juicio a su editor- que junto a otros están decididos a poner su diana editorial sobre nuestra joven organización. Tengo claro que Domi lo hizo por que es lo correcto, lo coherente, lo decente. Me parece admirable esa actitud ante la vida y la política. Es la misma forma de plantear la acción política que demuestran los compas de Buenavista cuando van a El Palmar y les explican -a unos vecinos poco convencidos- alternativas a una carretera que les han vendido como la panacea o cuando Antonio Cabrera, concejal de cultura de Granadilla, reconoce que por su forma de pensar no participa en las procesiones de su pueblo, a pesar de ser un método usado frecuentemente para juntar un buen puñado de votos.
A Domingo lo leía en sus libros sobre el nacionalismo canario antes de conocerlo, hace ya unos cuantos años. Procede -al igual que yo- de Alternativa Popular Canaria, donde entendimos casi desde el principio que la única forma de avanzar estaba en tender puentes. Es una persona que siempre ha trasmitido un discurso favorable a la unidad de acción de la izquierda como paso fundamental para nuestro avance como pueblo. Por eso, al igual que él, tantos estamos compartiendo este proyecto que se llama Sí se puede.
Aquella idea que se fraguó hace ahora casi cinco años, a diferencia de otros intentos unitarios anteriores o simultáneos, ha logrado mantener una capacidad de trabajo envidiable, que lejos de disminuir cada vez es más fuerte y sentida. Asambleas como las de hoy nos demuestran el valor del colectivo en la toma de decisiones, nos hacen sentir bien como militantes pero además trasmiten un mensaje externo claro, estamos aquí -les guste o no- y ya nada va a ser igual. Además, gracias a ese esfuerzo diario y desinteresado, como el de otras organizaciones locales e insulares, nos hemos ganado algo que cuesta mucho: credibilidad y la capacidad de transmitir cada vez mejor nuestro trabajo ante la ciudadanía.
El de hoy fue un episodio más de la “guerra de guerrillas” como expresó nuestro compañero Pedro Fernández Arcila en el discurso de cierre de la asamblea. Un paso más en nuestro esfuerzo colectivo por llevar puerta a puerta, casa a casa, calle a calle y barrio a barrio un proyecto político de una izquierda canaria plural pero cohesionada, que camina en una misma dirección, llena de alternativas que van de lo más cercano a lo más lejano, bajo una misma asamblea que toma soberanamente sus decisiones, hecha sin apaños de última hora. Somos la suma de nuestros pasados, un presente de trabajo y de un futuro compartido, la prueba irrefutable de que juntos Sí se puede.