miércoles, 27 de octubre de 2010

Opinión. Escarabajos. Paco Déniz.


En el debate político actual hay dos clases de escarabajos: la pimelia canariensis y el escarabajo pelotero de toda la vida. Son dos bichos que provocan sensaciones bien diferentes. Y no es extraño, pues a nadie se le esconde que producen repulsiones variadas según el lugar donde se les encuentre.

En los últimos tiempos la pimelia tinerfeña costera ha saltado a la fama porque ha provocado la repulsión de los empresarios y políticos de la élite insular. Por lo visto, la condenada pimelia se ha plantado frente a las excavadoras de Granadilla como si la cosa no fuera con ella. Pero le ha salido un competidor: el escarabajo pelotero. Como todo el mundo sabe, éste último es un bicho muy voluntarioso. No cesa en su empeño de hacer pelotas de mierda seca allá donde vaya. Las arrastra y las ofrece a cambio de vete tú a saber qué. Pero ese es su oficio. Aparenta ser un bicho independiente pero nada de eso, en realidad, depende de los grandes excrementos de los grandes depredadores del territorio. El suyo es un oficio muy duro, consiste en dejar aséptico el terreno para que el puerto de Granadilla, buque insigne de la burguesía chicharrera, por fin pueda construirse. Yo había oído de que en Canarias abundaban los peloteros, pero no me había dado cuenta de su importancia hasta que no leí el informe del Observatorio Ambiental de Granadilla presidido por el aristócrata Antonio Machado Carrillo que, como sus ilustres apellidos indican, desciende de los grandes depredadores, perdón, de los grandes hacendados de La Palma y de Tenerife. En la página 28 de dicho informe se dice que ha “tenido ocasión de explicar a numerosas personas (camareros, taxistas, policía, oficinistas, abogados, amas de casa, empresarios, biólogos, maestros, obreros, vigilante, estudiantes, etc.) las circunstancias y el modo sencillo de resolver el problema” de la rebelión de la pimelia canariensis. Se propone la traslocación de 30 individuos a un campamento de refugiados para escarabajos díscolos y, si mueren en la operación, no hay problema porque: “no cabe esperar diferencias alélicas significativas que pudieran comprometer la dinámica poblacional, pureza genética del taxón, o su futura evolución biológica”. También, en el informe del aristócrata Machado, se dice que los aliados de los escarabajos (ATAN, Ben-Magec y Sí se puede), en realidad, lo que pretenden es parar el Puerto de Granadilla. Fíjate tú qué ocurrencia.
En el informe que la Autoridad Portuaria pidió al Observatorio Ambiental de Granadilla (del que Europa exige independencia) no se dice nada de la función social de la pimelia tinerfeña costera, pero algunos ciudadanos han descubierto que tiene una: defender la costa de la especulación. En cuanto a la función social del escarabajo pelotero, pues ya se sabe, seguir haciendo pelotas de mierda seca.