lunes, 18 de enero de 2010

Opinión. Sobre manifestaciones, banderines, mentiras y libertades. Rubens Ascanio


El pasado jueves al poco de llegar del trabajo estaba escuchando Radio San Borondón, una de las emisoras que me gusta escuchar porque informa de luchas que de otra manera uno no podría conocer y seguir. Mientras preparaba el baño de mi hija empezó a retransmitirse la asamblea de la Plataforma contra el Plan General de Ordenación de Santa Cruz. Sinceramente me quedé sorprendido de las primeras intervenciones de dos de los más significativos portavoces de la plataforma que arremetían con enorme dureza contra Alternativa Sí se puede, organización en la que milito y que al igual que ellos ha participado en toda la lucha contra las propuestas urbanísticas de Zerolo y compañía.

El ataque contra mi organización lo justifican por haber llevado a la manifestación banderines con el lema “Sí se puede” acompañados de No al PGO y el nombre de distintos barrios de la capital. Al parecer los convocantes habían decidido que nadie podía llevar banderines de organizaciones (ojo, sólo banderines).
Sinceramente me sorprende (creo que es la primera vez que me pasa) eso de no poder llevar un signo externo a una manifestación cuando representa a una organización donde estamos muchos ciudadanos que vivimos en Santa Cruz y que ha luchado con igual fuerza y eficacia contra el PGO colaborando en todo momento con los vecinos y vecinas. Este empeño contra nuestros banderines me resulta inexplicable o al menos poco comprensible ya que no llegaban al centenar en una manifestación de miles de personas donde (como se puede comprobar en los distintos reportajes) también existían otras banderas igualmente vinculables a otros grupos u organizaciones sin que al parecer fueran tan “dañinas” o escociesen tanto.
Yo, tal vez por una visión romántica de la realidad, tengo la idea de que cuanta más gente y organizaciones acudan a una manifestación mejor, más aún cuando es una lucha que nosotros apoyamos públicamente y estimulamos en la medida de nuestras posibilidades.
Creo que algunos compañeros de la plataforma confunden apoliticismo (una palabreja que la verdad suelo cuestionar con frecuencia) con antipoliticismo donde toda organización política es mala de por si. Al final equiparan a las organizaciones de izquierda, que por si no lo saben somos gente que sacamos tiempo de nuestras vidas para destinarlo a los demás sin cobrar nada por ello, con esos aparatos de partido anquilosados con afiliados a sueldo. Parecen querer ignorar que igual de vecino es el que lleva banderín (sea cual sea) como el que no.
Me parece que por el hecho normal en cualquier marcha o manifestación de llevar banderines no se puede construir un discurso público (repetido por otra parte varias veces en los últimos días) donde se lanzan graves calumnias y acusaciones contra Sí se puede por llevarlos, por haber animado públicamente a participar en la manifestación, por grabar videos y por congratularse de la alta participación de la misma (nada dijeron de otras organizaciones que también convocaron y se congratularon, sin ir más lejos el mismo secretario local del PSOE sin que al parecer pase nada, a pesar de la ausencia de casi la mitad de sus concejales durante la votación del PGO).
Que Felipe Campos no simpatice con Sí se puede es una cosa, pero que diga en una asamblea pública que somos “submarinos del grupo de gobierno” o de “acoso a la Plataforma”, entre otras barbaridades, es bien distinto ya que a parte de ser una mentira colosal, que dice más bien poco de la calidad humana de quien las dice. Lo que al menos me ha quedado claro es que algunos muestran un odio visceral hacia una organización que en ningún momento se ha referido a su persona o a la Plataforma en forma negativa o peyorativa. Mala práctica es esta en que mientras se lamenta de los ataques que desde distintos medios locales ha recibido Felipe Campos este lance el mismo tipo de ataques infundados contra una organización que para colmo está situada en el mismo frente de lucha.
Me parece significativo que unos banderines de una organización que lleva años plantando cara al PGO, asesorando y trabajando con cientos de vecinos, presentando más de 1300 alegaciones a ese plan de diferentes barrios ahora se convierta en uno de los principales problemas para algunos de los portavoces de la Plataforma en la que por otra parte han participado y participan militantes y simpatizantes de SSP que en ningún momento han tenido que mostrar sus “carnets” (aunque en una rueda de prensa de hoy mismo al parecer nos acusa también de participar en las plataforma, el asunto es criticar).
Ese discurso de que las asambleas de ciudadanos “puros” vetada para los infectados por el “virus” político me parece perfecto, cada cual es libre de pensar lo que quiera, pero a parte de ser artificial nos puede llevar a situaciones un tanto disparatadas donde sólo los sindicalistas pueden ir a las manifestaciones obreras, los saharauis a apoyar a Aminatu o los estudiantes a las luchas universitarias. Esa sectorialización de la sociedad a parte de falsa es forzada y en los movimientos sociales al final tod@s somos de todo un poco. Me acuerdo en esta ocasión de las Asambleas Estudiantiles contra la LOU donde algunos atacaban al Sindicato de Estudiantes Canario por “politizar” la lucha estudiantil...curiosamente una de esas voces poco después sería una de las más jóvenes senadoras del PSOE.
Siempre hay mejores maneras y sitios para resolver los conflictos entre organizaciones que en público, ojala estemos a tiempo tod@s de reflexionar un poco más sobre las declaraciones que se hacen y hasta donde debemos o podemos llevar las críticas.
Sinceramente se me hace enormemente difícil creer que en una marcha de libertad, de lucha, de transformación al fin y al cabo se prohíba exhibir símbolos políticos (al menos nuestros lemas) ¿qué será para la próxima? ¿las pancartas?¿las camisetas?¿las consignas?¿las organizaciones?...