El cambio climático esta generando ya un aumento de las temperaturas durante las estaciones cálidas en la mayoría de las ciudades del mundo. El estrés
térmico que provocan temperaturas superiores a los 30ºC constituye un riesgo para la salud de los trabajadores que desarrollan tareas físicas pesadas. Esto ya es un problema para varios sectores (como la agricultura o la construcción), donde las dificultades ya conocidas aumentarán.

En las zonas cálidas, donde el estrés térmico laboral es un fenómeno frecuente
varios meses del año, el incremento de las temperaturas en los lugares de
trabajo tendrá importantes efectos económicos, ya que la única forma de
reducir el riesgo de golpes de calor en los puestos que no pueden
refrigerarse artificialmente, es reducir los ritmos de trabajo. En Canarias las condiciones serán aún peores, ya que los trabajadores y trabajadoras de los
sectores más afectados ya sufren en la actualidad situaciones de estrés
térmico en sus puestos de trabajo.
En opinión de Fernando Sabaté, portavoz de Alternativa Sí se puede, “este hecho vuelve a poner de manifiesto que el cambio climático global es mucho más que un problema ambiental, y que sus consecuencias sociales resultan de una gravedad imposible de cuantificar, pero cada vez más evidente. Parafraseando un adagio que difundieron los movimientos sociales durante la reciente, y frustrante, Cumbre de Copenhague (refiriéndose en aquel caso al clima): “si la salud laboral fuera un banco, ya la habrían salvado”.