sábado, 13 de marzo de 2010

Texto íntegro de la presentación de "Tenerife en Rojo" .


Hoy tenemos el placer de asistir a la aparición de un libro que habla de nosotros. Eso no es fácil. Normalmente, los libros hablan de los demás, y con demasiada frecuencia, hablan de quienes construyen la sociedad a espaldas nuestras. Con premeditación y alevosía. ¿Quienes somos nosotros?, pues nosotros somos los trabajadores, los ciudadanos que no estuvimos de acuerdo con la forma en que se pactó y se consolidó esta forma de democracia española. Digo esta forma porque muy bien podría haber sido de otra manera. Hoy parece que sólo pudieron hacerse las cosas de esa manera, pero no fue así. No interesaba que la democracia fuera de otra manera. La salida del franquismo tuvo en un partido del régimen (UCD) la dirigencia social, y la autodenominada oposición democrática aceptó sin más su hegemonía.

Este libro que nos presenta Domingo Garí, Doctor y profesor titular de la ULL es el fruto de la perseverancia de quien está convencido de que nunca es tarde para cambiar las cosas. La perseverancia de quien sabe, y así lo expresa, que las cosas no fueron como algunos la pintan. De que una buena manera de entender el presente es hurgar en el pasado para saber a donde vamos y con quién vamos.
Este libro es el trabajo de una persona que, al menos desde que yo la conozco, prácticamente desde que pisé La Laguna, mantiene unos principios que han capeado temporales ideológicos y terremotos sociales y políticos. Y aún así se mantiene firme en sus convicciones. De hecho, actualmente sigue desarrollando tareas políticas y militantes en la formación política de izquierdas Sí se puede, lo cual demuestra que no está derrotado, todo lo contrario.
A parte de esa militancia, comparto con el autor de este libro una espina clavada de la generación de los setenta, los que nos formamos en todas esas luchas y más de las que habla este libro, y los que salimos parcialmente derrotados y parcialmente victoriosos , en todo caso, no vencidos. Este libro es una manera de sacarse la espina. Una buena manera porque la va a compartir con muchísima más gente. Sobre todo, la va a compartir con los verdaderos protagonistas del cambio: los trabajadores y sus aliados.
Este libro versa sobre un período apasionante de nuestra historia, que verifica que no siempre fuimos así, como somos hoy, que verifica que la sociedad se mueve y que actualmente centrifuga para intentar desprenderse de los que seguimos empeñados en transformar la sociedad en un sentido ecosocialista y soberanista. Pero este libro, también es una prueba fehaciente de que para transformar las cosas no basta con el corazón, sino que hay que echarle cabeza. Como diría Carlitos Marx, con cabeza y corazón, la revolución es imparable.
Este libro nos habla de una gente, de unos acontecimientos, que requirieron de algo más que cabeza y corazón, requirieron de amortiguar el miedo y salir de una caverna bastante jeringada de salir a la calle siendo obreros asalariados con familia y un porvenir complicado. Yo aprendí con mi padre y mi familia lo difícil que es ir a una huelga obrera, lo difícil que es mantenerla frente a una patronal y unos empresarios hostiles, frívolos y fanfarrones que despreciaban y siguen despreciando a la clase obrera. Yo vi a hombres de dos pisos temblar por miedo al despido y al qué dirán en una sociedad como la canaria donde quien no es un trabajador total no cuenta con el apoyo de su entorno. Una sociedad como la canaria, acostumbrada a durísimos esfuerzos y a considerar a todo aquél que no trabaja, de ser un gandul o un carajo la vela. En fin, contra todo eso había que luchar para convencer a toda la sociedad de la justeza de las reivindicaciones sindicales.
Voy a comentar dos o tres aspectos que me parecen destacables de esta obra.
CICLOS DE PROTESTA
En el libro que hoy presentamos, Domi nos habla de uno de los ciclos de protesta álgidos vividos en Canarias, concretamente, de los años que van desde el 75 al 77. No todo el mundo tiene la oportunidad de vivir sus años formativos en el transcurrir de esos ciclos. Qué entendemos por ciclo de protesta.

Def. Ciclo de protesta: Una fase de intensificación de los conflictos y la confrontación en el sistema social, que incluye:
una rápida difusión de la acción colectiva de los sectores más movilizados a los menos movilizados
un ritmo de innovación acelerado en las formas de confrontación
marcos (significados) nuevos o transformados para la acción colectiva
una combinación de participación organizada y no organizada
y unas secuencias de interacción intensificada entre disidentes y autoridades que pueden terminar en la reforma, la represión y, a veces, en una revolución.
El período que Domi analiza, es, en sentido estricto un ciclo de protesta que, los que, aunque en otra isla, tuvimos el placer inmenso de vivirlo intensamente, no podremos olvidar mientras vivamos. Es una época que nos ha marcado y que ha marcado a la generación de los setenta.
Numerosas obras, como la que presentamos, dan fe de la cantidad de horas de huelgas y manifestaciones, numerosos testimonios dan fe de la energía vital de una sociedad que buscaba ansiosamente construir una sociedad más equitativa y más dinámica e independiente que la que teníamos. Las organizaciones autónomas de trabajadores, vecinales, profesionales, artísticas, musicales, eran capaces de generar un comunitarismo al margen de los grandes aparatos de poder, y vislumbraron una vida alternativa que, en parte hoy, disfrutamos. En parte, porque no todo fueron victorias y triunfos, también hubo severas derrotas.
Fue un ciclo álgido de luchas sociales, de festejar la auténtica democracia, pero los ciclos no duran toda la vida. Todo ciclo tiene un clímax y un declive. Cierto es que muchos intentaron que el declive se produjera cuanto antes, otros, intentamos mantenerlo con vida hasta principios de los 80. A partir de entonces, ya nada fue igual. Para bien o para mal, ya nada fue igual. El capitalismo y sus defensores apretaron el acelerador, intensificaron sus ritmos de producción e impusieron nuevas condiciones laboralkes y políticas que, hoy, estamos padeciendo. Como dijo alguien: Lo que más recordamos tras la ebriedad de un “instante de locura”, es que los momentos de entusiasmo político van seguidos de la represión burguesa o del autoritarismo carismático, a veces del horror, pero siempre de la restauración del aburrimiento”.
Lo siguientes años ochenta no sólo fueron horteras, fueron más aburridos, y los 90 no digamos. Se consolidó esta democracia de la mano del PSOE a quien criticamos
haber dejado intactas los pilares fundamentales del régimen anterior. Lo que se llamó el desencanto o la apatía no es un fenómeno nuevo, ya al final de la transición se instauró en parte de la población. Un desencanto, en parte producido por quienes pactaron la transición y dejaron muchas cosas, demasiadas, como estaban. Sin ir más lejos, el aparato judicial.
En este ciclo álgido de protesta obrera estudiado en este recomendable libro, encontramos diversas claves de los movimientos sociales, especialmente del movimiento obrero. Encontramos las características principales del verdadero poder de la acción colectiva: el desafío, la solidaridad y la incertidumbre. No es el número de manifestantes, ni la forma, de lo que se trata es de saber si los patronos y las autoridades se sienten verdaderamente desafiados. Sólo entonces podemos hablar de poder de los movimientos sociales. Cuando algunos empresarios y autoridades se sientes desafiados, el movimiento obrero, en este caso, los hace vulnerables, y es entonces cuando se pueden arrancar logros para la protesta. El poder de la solidaridad interna sustenta el desafío de muchas protestas como la que nos muestra Domi, el conflicto de guaguas sin ir más lejos, y ese desafío sostenido es lo que genera incertidumbre sobre el coste de la huelga y de la movilización. Sólo entonces es cuando se sientan a negociar. Sin esos elementos, auténtico soporte de la acción colectiva, las autoridades siguen mostrándose sólidas e inexpugnables. Por eso, la principal acción de los poderes consiste en dividir al movimiento, y si no lo consigue, lo reprime, que es otra forma de división, (Antonio, Bartolomé, Javier, Belén María). Este último, que lo viví en propia carne, fue un modus operandi clásico para amedrentar a los trabajadores, el asesinato con un objetivo intimidatorio. Es el último recurso que emplean cuando la cosa se les va de la mano, pero, si tienen que hacerlo, ponen un muerto sobre la mesa de negociación.
Hoy, parece que las fórmulas represivas no hacen falta, las persuasivas nos disuaden de enfrentarnos a los patronos. Hoy, no sólo la división sindical, sino la fragmentación de la clase obrera hay que entenderla como un logro de la patronal y del capitalismo. Y en estas condiciones es muy complicada la democratización y equidad de las relaciones laborales. Hoy los patronos van ganando la batalla, pero, ojo, los ciclos van y vienen. Y por si vuelven, que no nos coja despistado. Este manual de Domi, porque en cierto sentido es un manual de cómo se hace una huelga, de cómo se derrota una huelga, de cómo se gana, de cómo se sobrevive a situaciones adversas, de cómo se intenta desmovilizar apelando, no a razones tácticas, sino a razones democrático burguesas, este manual, insisto, deberíamos leerlo con atención, no para perdernos en el pasado, sino para saber por donde caminamos en el futuro.
Este libro, a pesar de ser histórico, es actual. ¿Por qué?, porque estamos viviendo precisamente las consecuencias de toda aquella batalla y de todo aquel debate que domi nos muestra desde la práctica sindical.
RUPTURA O REFORMA DEMOCRÁTICA
Este libro aporta uno de los debates claves del inicio y del final de la transición. Un debate de la época que, hoy, podemos mejor analizar transcurridos casi treinta años. Es el debate entre reforma o ruptura democrática. Pero, además, nos trae un debate que existió, no sólo en el ámbito estricto de la teoría, sino desde la práctica, desde la práctica sindical concreta del día a día. Porque, cualquiera de los análisis al uso que podemos leer sobre la transición parece que eran debates que transcurrían única y exclusivamente en el entorno de los grandes líderes políticos, o de opinión de la época. Pero no fue así. En realidad, nunca ha sido así. El conflicto entre una salida negociada del régimen franquista y una ruptura con el mismo para asentar las bases de un proceso democrático se mascaba en todos los ambientes de la época, especialmente en los ambientes más movilizados. Las dinámicas sindicales eran claros exponentes de lo que decimos.
Mientras que la entonces llamada izquierda reformista (PSOE, PCE) y sus centrales sindicales CCOO y UGT, hicieron todo lo posible por pactar con los llamados sectores democráticos del régimen, si es que los había, la llamada extrema izquierda incipiente entendía que la democratización significaba andar hacia el socialismo. Todo era una acumulación de fuerzas para que la democracia, no sólo rompiera todos sus lastres franquistas, sino para ir sentando las bases de un camino hacia una sociedad más socialista. En opinión de éstos, no bastaba cambiar el franquismo sociológico por el juancarlismo sociológico. Algunos se contentaron con ello, y fueron los que finalmente triunfaron, y otros comenzamos a saborear la derrota política entrando en los ochenta. Hoy podemos discutir si no hubiera sido mejor caminar la senda de la ruptura democrática. Pero más que discutir, lo que nos propone el autor, es seguir actuando para provocar la ruptura que no termina de llegar. Aparatos como el sistema judicial español dan fe de lo que decimos. Hay que ver cómo se han entaliscado en esas estructuras la extrema derecha que invalida cualquier paso que se pretenda dar en un sentido democratizador. Amparados en una constitución que sirve de excusa para no cambiar hacia una democracia plena, Atacan a toda persona que cuestione el régimen español actual, sin ir más lejos, a quienes exigen el derecho a la autodeterminación como grandes mayorías de vascos y catalanes han solicitado. Hoy, me pregunto si no teníamos razón los que hicimos campaña por la abstención a la constitución española? treinta años más tarde, podemos analizar más fríamente si cabe las consecuencias de aquella disputa.
Esta formulación o pacto incluía un entendimiento con sectores vinculados al régimen franquista, una negociación, con la derecha democrática, o lo que es lo mismo: la renuncia de la izquierda a cuestionar importantes elementos y esferas de intervención de los poderes fácticos: la iglesia, el ejército, el aparato judicial y. como no, las diferentes oligarquías económicas. Aquel continuismo lo podemos observar hoy en la fortaleza que los poderes citados mantienen actualmente.
Baste con citar únicamente a los jueces y a los curas. Curiosamente más activistas que el propio ejército. Mientras que el glorioso ejército español se dedica a organizar excursiones, la agresividad de los magistrados y de los curas son el exponente del fascismo español, de la extrema derecha y del control de algunos resortes fundamentales del poder.
En aquel entonces, tanto el PSOE como el PCE, clamaban por la desmovilización como elemento clave de su proceso democrático, de ahí que la división sindical estuviera más que justificada. Había dos formas de entender el sindicalismo, la de CCOO y UGT por un lado y la del incipiente sindicalismo nacionalista de izquierdas, configurado entorno al SOC, CCT, FCSU y asambleas autónomas de trabajadores en importantes empresas donde trabajaban los miembros de la HOAC y que dio lugar a la CANC, por otro. Esa no era una división baladí, era, o entreguismo o lucha social. Esa era la apuesta, y a tenor de lo visto, creo que sigue siendo. INTERSINDICAL CANARIA es la resultante de los conflictos obreros citados analizados en el libro y de otros como portuarios y enseñantes.
La desmovilización y la aceptación de una negociación política por las alturas de algunas élites era la condición sine quanon para que el proceso fuera verdaderamente democrático. Eso nos decían. Así y todo, muchos sectores laborales rigurosamente documentados en este libro Tenerife en Rojo, se negaron a aceptar migajas y lucharon con todo en contra. Incluso contra las grandes centrales sindicales y contra los partidos de la, entonces, izquierda mayoritaria.
Hoy sabemos que no hubo ruptura, que lo que hubo fue una simple transferencia de poderes: los militares entregaron el poder a los civiles y se retiraron a los cuarteles. Era necesario aniquilar y desmovilizar a toda la izquierda, y se ha implantado una idea dominante de que la transición fue espléndida, inmaculada, idílica y exportable. Y todo ello gracias a una serie de personas, que la prensa ha presentado como auténticos héroes sin los cuales andaríamos bajo la bota militar. Esta idea dominante, basada en un modelo teórico de la transición por etapas, otorga toda la importancia de la misma a las élites serias y responsables, y un papel absolutamente secundario a la movilización de la sociedad, modelo que en la práctica incluso despreciaba la movilización. A algunos de nosotros nos llamaron provocadores por incitar a la gente a movilizarse, todavía en los días posteriores al 23-F nos llamaron provocadores a los que gritaron contra los militares. No había que molestar al régimen, ni hacer mucha bulla.
Pues bien, para cuestionar esa idea dominante e idílica de la transición esta el libro de Domi. Para dar otra visión de las cosas, la visión de la gente que luchó, y que, en parte sigue luchando. No en vano, todo aquel movimiento sindical de la época fue el germen del sindicalismo nacionalista y sigue siendo la base social principal del sindicalismo que resiste de alguna u otra manera a los embates del capital. Además, fue la base social de una de los hitos más maravillosos de la historia de este pueblo cual fue el triunfo electoral de la UPC en el 79como expresión de casi todo lo que se movía en esa época. Expresión de la unidad de la izquierda canaria de obediencia isleña, que recogió el sentir de amplias capas de la población que deseaban que la cosa fuera de otra manera. Fueron todas esas luchas el inicio de lo que hoy se llama la otra Canarias, que era, y sigue siendo posible y deseable.
Este libro cuestiona la teoría de las élites como únicos constructores de la realidad social y da voz a los protagonistas del otro bando, del bando rojo. Hoy sí se puede seguir siendo rojo, aunque sin mucho pelo y con digestiones más pesadas, pero con más cabeza, con más argumentos, en condiciones inframorales, aunque con las mismas o mayores convicciones que en los años estudiados.
ECOSOCIALISMO IDENTITARIO
Para terminar, este libro es la apuesta de una persona perseverante en sus convicciones, en su trabajo y en su vida porque, no en vano, Domi, que se define como una especie de anarquista leninista independentista, y que practica el ecosocialismo soberanista, ya no está solo, sino que trabaja colectivamente con mucha más gente a los que la derecha tinerfeña llama cariñosamente los del No a todo. Son o somos los del no porque no nos gustan las propuestas que hacen para edificar la sociedad. Si hicieran alguna propuesta decente, estoy seguro que Domi sería el primero que la aceptaba y apoyaba, pero no es así, no hay manera.
¡Rebelarse por una maleta!, uno se rebela por otras cosas de más enjundia, de más calado. Además, me da que a Domi le sigue bastando con una mochilita, no necesita dos maletas. En fin, mientras que unos se rebelan por una maleta, otros prefieren, como es el caso del autor de este riguroso y documentado libro, rebelarse contra el capitalismo amoral que nos denigra y nos esclaviza.
Paco Déniz profesor de Sociología de la Universidad de La Laguna.
Ateneo de La Laguna 11 marzo 2010