viernes, 5 de marzo de 2010

Opinión. La salida de la crisis. José Hernández Martín.


Los que veíamos en la actual crisis una posibilidad de cambio en el sistema económico, empezamos a ver con desesperanza, que ésta como casi todas las crisis de la historia, la terminarán pagando los de siempre, los trabajadores y los menos favorecidos.

La actual crisis viene propiciada por una corriente neoliberal que ha recorrido el mundo desde principios de los 80, con Ronald Reagan y Margaret Thatcher como principales valedores. Ellos fueron los que acuñaron la famosa frase “el estado es el problema no la solución”. Esto ha hecho que finalmente nos encontremos en la mayor crisis desde el crack del 29.
Los primeros indicios de que esto no iba a cambiar los dio el presidente francés Nicolás Zarkozy, cuando empezó a hablar de refundar el capitalismo, seguido de las presiones de las economías europeas para recortar la deuda pública a costa de cortar las ayudas sociales. En estos días, Grecia, país que la derecha neoliberal llevó al borde de la quiebra incluso falseando documentos para poder entrar en la zona euro, se ha paralizado totalmente por una huelga general contra los recortes impuestos por la Unión Europea al gasto y la contención del déficit público, que ha hecho que muchos trabajadores, jubilados, estudiantes, funcionarios y demás población salgan a la calle para exigir que la crisis de los ricos sean ellos quienes la paguen.
El estado español ha estado gobernado en esta crisis, por un partido socialdemócrata que en los años 80 fue el primero en abrazar la doctrina liberalista, privatizando la gran mayoría de empresas públicas que generaban beneficios. En un principio, negaron la llegada de la crisis para luego reaccionar rescatando de la quiebra a la banca privada con capital público. En este caso los beneficios se los reparten unos pocos y las deudas las pagamos todos.
Hoy el PSOE pretende que los trabajadores sean los que paguen los platos rotos de todo este desbarajuste económico, dejando que los verdaderos culpables, bancos y empresarios especuladores salgan otra vez como los principales beneficiarios.
Propuestas como el conocido “pensionazo”, es decir, el retraso de la edad de jubilación de los 65 a los 67 años, o del cálculo de años cotizados de 15 a 25 años, hacen que el partido socialista esté alcanzando a la derecha más dura del PP. Estas propuestas, que ven con buenos ojos los dos partidos, demuestran el agotamiento del sistema neoliberal incapaz de elaborar propuestas de creación de empleo, argumentando que peligran las pensiones por el envejecimiento de la población, cuando ya son muchos los economistas que han reconocido que el principal problema no es el envejecimiento de la población, sino que la entrada al mercado laboral de los jóvenes cada vez se retrasa más, por lo que el principal escollo para mantener el sistema de pensiones es la gran cantidad de paro existente, que hace que no existan contribuyentes para mantenerlo.
La alternativa que ofrece el Partido Popular, peligroso adversario teniendo en cuenta el giro a la derecha que está tomando el voto en toda Europa debido a la desideologización de la población, que ya no identifica los colores con ideas, ni las ideas con proyectos políticos, ni la política con cosas que les conciernan, es aún más dramático.
Si lo que hace falta es que la población joven entre a trabajar, la propuesta del PP lo conseguirá, seguramente. Sin embargo, las personas que pertenecemos a la ‘clase obrera’ nos podremos ir olvidando de los contratos indefinidos, de la seguridad laboral y vital, y de los servicios sociales, la educación y la sanidad pública, pues ¿con qué se mantendrá? Si bajamos los impuestos para todo el mundo, incluidos los de los más ricos (que ya no tendrán que preocuparse por evadirlos), y permitimos el despido libre, es bastante probable que los jóvenes trabajen, pero siempre, siempre, trabajarán como lo hacen ahora los jóvenes: con contratos basura.
Un apreciado economista, como es José Luis Sampedro, vaticinó no hace mucho tiempo que esta no será la "crisis definitiva", la que haga cambiar algo, pero que la próxima que venga, no dentro de demasiado tiempo como para que nosotros la podamos ver, hará que se tenga que replantear todo nuestro sistema capitalista... esperemos."