viernes, 10 de diciembre de 2010
Opinión. Una de cal y otra de arena. Rafael González Martín.
El Cabildo de Tenerife ha seguido en los últimos años una política errática en materia de transportes terrestres y de gestión del problema de movilidad insular. Por un lado decidió invertir cuantiosas cantidades de dinero público en proyectos de trenes que continuamente cambian de trazado, número de estaciones e incluso, de modelo de tren. Todo ello ignorando los graves perjuicios medioambientales y patrimoniales que esta obra originaría sin duda.
Por otro lado, decidió abrir carriles exclusivos para guagua y taxi, experimentar con carriles reversibles y más recientemente, iniciar la reforma de líneas y frecuencias de guaguas, o comprar vehículos adaptados a las necesidades de las rutas comarcales.
Esta última decisión, sin duda influida por las numerosas alegaciones presentadas por la población y las asociaciones vecinales a los proyectos de tren y movilidad insular, indica el camino correcto que debería seguir el Cabildo en adelante, olvidando los disparatados proyectos ferroviarios, más propios de otra época y potenciando el uso de la guagua.
La guagua ha sufrido en Tenerife una política de abandono, con horarios y frecuencias reducidos, o la falta de marquesinas y refugios, de señalización o de iluminación, que dibujan un cuadro de agravio comparativo entre el usuario de la guagua y el del tranvía en el área metropolitana. La supresión de algunas líneas propuestas por los Planes de Ordenación de los trenes fue un desesperado intento de generar una imagen degradada de la guagua en beneficio del tren, magnificado en una campaña mediática que costó al erario público más de 700.000 euros, y que nos hacía temer un futuro de precariedad en materia de comunicaciones en Tenerife.
Debemos felicitarnos por la decisión del Cabildo en cuanto a rectificar su política anterior de desmantelamiento de líneas de guaguas y apostar decididamente por reforzar el servicio de unas modernas y mejoradas guaguas, que durante décadas han demostrado ser la solución más efectiva para comunicar los distintos pueblos y barrios de nuestra orografía, que en época de ajustes presupuestarios sigue siendo la solución más viable, que permite mayor conectividad de los ejes principales con los barrios y que no sufre de las limitaciones ligadas a la meteorología adversa, como le ocurre al tren.
Esperemos que no vuelva a darse un cambio de opinión en el Cabildo de Tenerife y se siga apostando por la guagua en lugar del tren.
Rafael González Martín.
(Miembro del comité local de Tacoronte de Sí se puede)