domingo, 19 de septiembre de 2010
Opinión. ¡Dimita, por favor, Sra. Consejera de Educación!. Manuel Marrero Morales.
Sé que soy un iluso planteándole que dimita, porque aquí no dimite nadie. Ese verbo resulta de muy difícil conjugación para la clase política –una parte importante sin profesión conocida-, que ha convertido su permanencia en el poder en su modus vivendi.
Acabo de leer en un diario digital unas declaraciones suyas en las que afirma que “no puede garantizar el servicio público educativo en caso de que los recortes presupuestarios superaran las actuales previsiones” y añade que “ya se ha estado reduciendo costes y que no sabe cómo llevar a cabo más reducciones sin afectar a elementos básicos de educación”. ¿Qué intenta, justificarse a usted y a su gobierno, o sólo son declaraciones para el consumo interno a ver si le toca algo más del reparto del pastel presupuestario?
Me ha extrañado, por lo que significa de manifestación de debilidad e impotencia, que usted haga declaraciones de este tipo, que parecería pertenecieran más al ámbito del círculo íntimo de asesores y cargos de confianza que la rodean y que nunca le van a trasladar el mensaje de la realidad que sufrimos los usuarios del sistema educativo público canario. A un responsable político, que hace este tipo de declaraciones, manifestando públicamente su impotencia para gestionar lo que tiene encomendado, sólo le queda una salida, por dignidad: dimitir.
Y hago referencia a la manifestación de debilidad e impotencia, porque usted se ha mostrado firme y muy segura de sí misma, cuando resistió a las recientes luchas del conjunto del profesorado canario reivindicando lo que les pertenecía: la homologación económica, sin más contrapartidas. Además, se permitió el lujo de azuzar a la opinión pública en aquella carta-libelo que, financiada con fondos públicos, publicó en toda la prensa canaria. E incluso, haciendo gala de un carácter antidemocrático inusual, de desoír el resultado de un referendum –convocado, por cierto, por usted- en que el 80% del profesorado rechazó su propuesta.
E insisto en mi extrañeza, porque en los tres años que lleva en esa Consejería ha contribuido al deterioro del sistema público educativo canario, como nunca se habría atrevido a hacerlo ninguno de sus predecesores; lógicamente, siempre con la anuencia y el aplauso de sus jefes, los señores Soria y Rivero.
Tres recortes en año y medio y uno mucho mayor anunciado para los presupuestos de este año. ¿Qué les resta aún por hacerle al servicio público de la educación para convertirlo en indeseado y conducirlo irremisiblemente hacia la privatización?
Habla usted de futuro cuando se refiere a los elementos básicos de la educación que se verían afectados en caso de recortes. ¿No le parece absolutamente cínica esa posición en la que parece que con todos los recortes y las medidas realizadas hasta ahora no se ha afectado a la enseñanza pública en Canarias?
En Canarias, una de cada tres personas de la población activa se encuentra en paro y la gran mayoría con unos ingresos que los sitúan por debajo del umbral de la pobreza. Ese es el gran logro del gobierno del que usted forma parte. ¿Considera usted que es de recibo que haya disminuido la oferta pública de Formación Profesional en momentos de crisis, cuando es más necesaria la recualificación de los miles de parados para poder competir en un futuro para volver a conseguir un puesto de trabajo? ¿Cree usted, desde esa perspectiva feminista de la que a veces hace gala, que el sistema no está afectado cuando muchas familias no encuentran plazas en comedores para sus hijos, impidiendo así la conciliación de la vida familiar y laboral? ¿Es usted capaz de mantener la mirada, firme y sin avergonzarse, ante los ciudadanos de estas islas, diciéndoles que el sistema educativo no está afectado, con todos los recortes que se han producido: sin sustituciones de varios meses, obligando al profesorado a abandonar tareas como la atención a la familia, la gestión y organización de los centros, la orientación profesional, la acción tutorial, … y una larga lista que ustedes colocan en un segundo plano, porque hay que priorizar las sustituciones, independientemente de que el de Latín tenga que sustituir al de Química o el de Administración de empresas al de Educación Física?
En conclusión, creo que cuando se lleva demasiado tiempo en el poder, se pierde el sentido de la realidad, y se hacen afirmaciones de tal calibre, pensado que los ciudadanos somos una masa adocenada, sin sentido crítico y sin capacidad de respuesta ante sus sabias y profundas palabras, dando la sensación de que les pasa lo que a la Iglesia, que dicen estar asistidos de la gracia divina cuando hablan, y por tanto nunca se equivocan.
Señora Consejera de Educación, el sistema educativo público de Canarias no resiste ya un mayor deterioro. Háganos el favor al conjunto de la ciudadanía, que merecemos un servicio educativo de calidad, y unos gestores que demuestren su clara apuesta por la defensa de los servicios públicos, y dimita. Si no fuera así, que la cese don Paulino, porque usted parece haber arrojado la toalla, no sólo para gestionar la educación en Canarias, sino incluso para seguir practicando la política que le habían encargado que hiciera.
Háganos un favor: dimita y márchese.