miércoles, 10 de febrero de 2010
Opinión. La fracción CCPC-César Placeres. Domingo Garí
Desde hace unos años, casi desde que arrancó el siglo, algunos movimientos sociales en defensa del territorio, han desempeñado un relevante papel en el ciclo de la protesta social en la isla. Los dos principales organismos unitarios y asamblearios que surgieron fueron Asamblea por Tenerife y la Coordinadora de Pueblos y Barrios. Tras unos años de intensa actividad algunos triunfos parciales deben ser anotados en su haber. Coincidiendo con el reflujo del mismo y tras apartarse algunos de los animadores principales del primer momento, y retraerse el número de participantes, nuevos sujetos tomaron el relevo. Entre ellos ha cobrado un protagonismo principal lo que aquí denominamos la fracción CCPC-César Placeres. Nucleado en torno a una radio y un salón de actos, distintos actores sociales van desfilando con mayor o menor presencia, dirigidos desde bambalinas, algunas veces, y otras en primera fila, por el jefe de la fracción, el propio César Placeres. La administración de los tiempos de gloria en antena depende de los intereses concretos, en cada momento, del jefe de la fracción.
Las relaciones del jefe de fracción con el socialiberalismo vienen de lejos, y también con la derecha más conservadora, de la que no tuvo queja mientras recibía sustanciosas subvenciones para el CCPC. Por lo que respecta a su relación con el PSOE tenemos que remontarnos hasta la transición. Cuando en 1978 y principios de 1979 se estaba configurando la unidad popular (UPC), César Placeres, que entonces se había inventado un minúsculo partido socialista, entra en la mesa de negociación para la formación de la UPC, y tras maquinaciones varias e incansables presiones de su parte, se nombra como candidato para el Congreso de Diputados al derechista Elfidio Alonso, en detrimento del candidato de los sectores obreros y de izquierda que representaba el abogado laboralista Alfredo Horas. Así, de esta forma, se hunde a la coalición en la isla de Tenerife casi antes de haber nacido y se apuntala el poder del PSOE. Luego el CCPC recibió sustanciosas ayudas económicas por parte de los representantes socialistas del Cabildo de Tenerife y más tarde del Gobierno autónomo, también de filiación social-liberal.
Como la fracción CCPC-César Placeres tiene sus propios intereses, cuando el PSOE fue sustituido de la cabeza en las instituciones insulares, no tuvo reparo en pactar con la derecha que se había hecho con el poder, para seguir recibiendo subvenciones para su fracción, de las que el jefe dispone y administra sin control democrático alguno, ya que el CCPC se convirtió hace mucho tiempo en una empresa privada cuyo dueño es César Placeres. Así fue durante dos décadas, desde 1987 hasta 2003 aproximadamente, hasta que sólo el diablo sabe por qué rompió con AIC–CDS (luego CC), y tras unos meses en los que promocionaba a los tardo-franquistas Guigou-Guimerá vuelve a mirar al PSOE.
Desde entonces y hasta ahora, la fracción CCPC-César Placeres trabaja denodadamente en beneficio de sí mismo y del PSOE. En los meses anteriores a las elecciones de 2007, cuando se estaba queriendo tejer una unidad completa de toda la izquierda, la fracción CCPC-César Placeres impidió por todos los medios que aquello sucediese, dado que de lo contrario su aliado principal, el PSOE, hubiera visto como se le abría un flanco a su izquierda imposible de atajar.
Para que la unidad de la izquierda no llegase a buen puerto era primordial fracturar en dos al bloque opositor, y hay que reconocer que lo logró. De manera inexplicable IU se avino a llegar a un pacto entre jefes de fila con la fracción CCPC-César Placeres (denominada entonces Unión Ciudadana), y algunos verdes, los de LVC, haciéndole el juego de esa forma al PSOE e impulsando la propia automarginación. La candidez que mostraron los liderazgos de IU en la isla y la falta de cuadros sólidos en los verdes le pusieron las cosas muy fáciles a la fracción CCPC-César Placeres, y así, siendo los más débiles en el tripartito, marcaron la agenda del mismo e impulsaron la fragmentación de la izquierda a mayor gloria del PSOE.
El propio jefe de fracción participó en varias reuniones para lograr la ansiada unidad, y tras largos meses de tiras y aflojas, de jugadas secretas y de movimientos contradictorios, ¡las mismas maniobras que en 1978-1979! se retiró de la mesa de negociación aduciendo que había llegado a ella engañado por algunos de los concurrentes a las reuniones. Nunca explicó exactamente en qué consistió el engaño. Lo que sí parece que queda claro es que su asistencia a las mismas, sus idas y venidas, sus entradas y salidas tenían como finalidad desorientar a otros coparticipantes y llevarse a unos cuantos de ellos al objeto de fracturar el proceso unitario. Las promesas de glorias que pensaba conquistar con sus imaginarios 90.000 radioyentes, terminaron reducidos a los 450 votos que sacó la fracción CCPC-César Placeres cuando adquirió la denominación de Unión Ciudadana. Pero ese no era el objeto principal de la maniobra, la cual consistía principalmente, en imposibilitar, sobre todo, la entrada de IU en el proceso de unidad que estaba concretando en Alternativa Sí Se Puede por Tenerife.
Tras aquellos comicios la fracción CCPC-César Placeres ha seguido queriendo demoler el proceso unitario de izquierda Sí se puede, aunque hasta el momento con nulo resultado. La última embestida la sostiene aupando liderazgos de personas inconsistentes sin formación política alguna, portadores de populismo básico que de igual forma que se reclaman de preferencia democrática, impulsan discursos antipartido-antipolíticos lindantes con las tendencias autoritarias.
La fracción CCPC-César Placeres acentuará el ataque contra Sí se puede y cualquier otra tendencia o partido con cierta influencia social, que pueda concitar apoyo ciudadano a la izquierda del PSOE. De tal manera que aún tendremos que ver pasar algunos nuevos liderazgos inestables, cuando los actuales ya no sirvan a los intereses de la fracción CCPC-César Placeres.
En la lucha contra la organización Alternativa Sí Se Puede vemos que se está usando todo el arsenal disponible por el momento. El uso sistemático de la difamación personal es alternado y combinado con el ataque a la libertad de expresión para de esta forma amedrentar a los militantes y simpatizantes de Sí se puede en los actos públicos y en las manifestaciones populares, en una clara maniobra de remake neofascista.
Por otra parte, es bastante probable que en el futuro inmediato veamos surgir un nuevo fantasma electoral impulsado por la fracción CCPC-César Placeres con el objetivo de desorientar el voto a la izquierda del PSOE como en 2007. Desde luego que el jefe de fracción, casi seguro, no estará en la cabeza visible de la maniobra electoral, en su lugar pondrá a personas susceptibles de ser fácilmente manipuladas desde atrás por el propio jefe de la fracción. El jefe de esa fracción prefiere trabajar desde la sombra y evitar de esa manera quemarse demasiado. Si la cosa no le va bien, como le ocurrió con Unión Ciudadana en 2007, y como le ocurrirá en 2011 con toda seguridad, puede aparecer al día siguiente del recuento de votos y hacer como que el fracaso no iba con él. Lo interesante para el futuro inmediato es ver si la fracción CCPC-César Placeres engañará de nuevo a IU o a algún sector verde, o si por el contrario los dirigentes de la coalición no caerán de nuevo en la red tejida por el pequeño conspirador. Desde luego que si la maniobra electoral se quedase sólo con el apoyo de la propia fracción harían el ridículo más absoluto. Incluso aunque contasen con el apoyo de algunas personas mediáticas el barco haría agua antes de zarpar.