domingo, 6 de diciembre de 2009

Opinión. Porqué lo llaman república si es monarquía. Narciso Lorenzo Santos.


El otro día se me ocurrió ir a dar una vuelta por mi pueblo, Aguere, para comprar unas verduritas en la Recova, y me tropecé en la esquina con un viejo amigo que hacía unos años que no veía. El hombre ha estado fuera del país unos 25 años y regresaba para ver a la familia y ver la posibilidad de quedarse acá.

Bueno, el compañero iba hablando solo, el cabreo era monumental y llevaba debajo del sobaco un par de panfletos de tirada diaria. Como buen hijo de vecino le saludé y sin mediar palabra empezó a soltar una retahíla de lo que consideraba atropellos al pueblo y la desfachatez de la clase política y empresarial. Empezó por el querido don Paulino Primo de Rivera… “Perdón”, le dije, “será don Paulino Rivero”… “Ah, sí, ese que es presidente, ¿cómo es posible que llame a un alcalde para ver si colocan a su sobrina en un puesto de funcionario local y encima lo justifica y no dimite? Esto en Europa no pasaría, es increíble el grado de desfachatez”, me comentaba.
Siguiendo con el descargue, me empezó a enumerar con pelos y señales los diferentes temas locales, destacando el pelotazo político-empresarial de Las Teresitas, con descalificaciones al alcalde y empresarios implicados en la compraventa de los terrenos. El hombre sacaba de su boca todo tipo de descalificaciones, que por respeto me permito no enumerarlas, pero menos guapos les dijo de todo a Plasencia, Zerolo y cómo no, a Ignacio González -padre e hijo-. “Pero cómo es posible que no estén en la cárcel”, exclamaba este compañero indignado.
Yo, sin mediar palabra, me limité a escuchar. Bueno, no me quedaba otra, pues este hombre parecía que le iba a dar un infarto. Pero así no quedó la cosa y fue enumerando uno por uno los chanchullos de la isla y de Canarias en general. Pero cómo es posible, el puerto de Granadilla, Tindaya, el salmón de Soria, los PGO especulativos, los desastres urbanísticos de Adeje, El Rosario, La Orotava, el anillo insular, la sanidad insana, el sistema educativo por los suelos, campos de golf a mansalva, este tipo llamado Berriel, una tal Milagros Brito, una lumbrera que habla del medio ambiente llamada Cristina Tavio… y un largo etcétera, incluida la descalificación fundada de que los trillizos, como él llamó al PSOE-PP-CC, son igualitos.
El tema acabó con una reflexión muy común en este país: “Esto pasa porque esto es una República Bananera”.
Llegado a este punto, pude hacer un inciso y le aclaré que su cabreo a voces me parecía bien pero que no confunda, esto pasa porque esto es una Monarquía Bananera y si fuera una república popular otro gallo cantaría.
En fin, nos despedimos y el compañero empezó a enumerar en voz baja un sinfín de críticas sobre la monarquía que no me atrevo a enumerar por miedo al artículo 56 de la santa madre constitución española.
Por cierto, no pude comprar las verduritas en el puesto de siempre pues la Recova ya había cerrado.