martes, 29 de diciembre de 2009

Opinión. La autobomba del PGOU. Manuel Marrero Morales.


El 29 de diciembre de 2009 pasará a los anales de la historia local de Santa Cruz de Tenerife como el día en que el Alcalde Miguel Zerolo suspendió un primer Pleno, calificado por el propio Secretario del Ayuntamiento, a requerimiento del portavoz del PSOE, como denunciable por defectos formales en la convocatoria, y para el segundo, convocado igualmente con fraude de ley y en el que CC y PP pretendían aprobar por la vía de urgencia el PGOU, el alcalde no encontró mejor excusa que un hipotético aviso de bomba, para no hacer el mayor ridículo público dos veces en una misma mañana.

Un alcalde, sujeto a varias causas judiciales y que aún sigue rigiendo los destinos de los ciudadanos de la capital tinerfeña, que en los últimos años ha dilapidado toda la influencia política de la ATI gobernante desde los albores de la democracia, se ha encontrado, al fin, con la horma de sus zapatos. Puede adormecer a un sector de los ciudadanos con carnavales de invierno y hasta de verano, con la fiesta más dance, con las diversas romerías, e incluso conseguir que estando imputado vuelva a ser el grupo más votado (eso sí, con una enorme abstención); pero lo que ha llenado la cachimba y lo que ha quedado claro con la movilización de los últimos días y la salida a la calle de miles de personas, es que los habitantes de Santa Cruz no están dispuestos ni al saqueo ni al expolio de sus bienes patrimoniales para que este anti-Robin Hood continúe propiciando el robo de los pobres para dárselo a los ricos.
Ramón Trujillo, de Izquierda Unida, afirmaba hoy para Radio San Borondón, que el alcalde había pasado del autobombo a la autobomba, y concluía que en una país, donde la democracia funcionara, seguramente un personaje como éste, por lo que ha hecho ya en el Ayuntamiento respecto a Las Teresitas (independientemente del resto de cuentas pendientes con la justicia) ya estaría en la cárcel. Afirmaciones con las que coincido plenamente.
Los que controlan el poder, los que tienen a su servicio no sólo una parte del erario público, sino también muchos medios de comunicación y hasta la Unipol, con cierto nerviosismo y apresuramiento, han jugado en los últimos días el papel de sembrar la confusión, la mentira y el engaño respecto a las pretendidas informaciones que han dado a los ciudadanos sobre el PGOU e incluso han llegado a la difamación y a intentar el descrédito de los que han denunciado tamaño atropello. De momento, no lo han conseguido.
El próximo día 4 de enero, cumpliendo los plazos legales formalmente, intentarán culminar su atropello al pueblo santacrucero los políticos de CC-PP, actuando como testaferros de personajes como los empresarios González y Plasencia y de los ex-presidentes Hermoso y Martín (que, al parecer, son algunos de los grandes beneficiarios de estas medidas urbanísticas). Esto sólo lo puede parar la movilización ciudadana. Y la justicia, si quisiera actuar con todas sus consecuencias para impedir las ilegalidades.
El alcalde Zerolo y su pandilla tienen ya una larga experiencia en tropelías de las que han salido indemnes. Se han envalentonado tanto que, cada vez más, suben el tono de su falta de respeto a la democracia y a los que les han votado; porque consideran que el voto de comparsas, asociaciones de vecinos, tagorores, entidades deportivas y otros, son un voto cautivo que les pertenece. Es muy difícil que bajen de la poltrona y gobiernen en beneficio del conjunto, porque no saben ni quieren hacerlo. Llevan muchos años tomando decisiones para favorecer a unos pocos; pues, siempre que hay un pastel que repartir, para que a cuatro les toquen todas las porciones, al resto les corresponde ser convidados de piedra.
Hoy ha sido el primer paso en la cuenta atrás para que Zerolo y sus amigos pasen a la oposición después de tres décadas. El próximo 4 de enero se dará el segundo paso, si cabe aún más firme y numeroso. En las próximas elecciones hay que desalojar por los votos a CC-PP. Se tienen que abrir las ventanas del Ayuntamiento de Santa Cruz para que entre aire nuevo. La decisión está en nuestras manos.