jueves, 31 de diciembre de 2009

Opinión. El régimen de fuera de ordenación o el urbanismo desarrollista. Juanjo Triana.


No soy jurista ni arquitecto, así que no voy a explicar los perjuicios legales y económicos que sufrirán quienes tengan su vivienda fuera de ordenación. Ya ha sido explicado suficientemente con motivo del conflicto abierto recientemente en Santa Cruz. Simplemente estudié en su día los PGO de Candelaria y de El Rosario y colaboré con los movimientos sociales que aglutinaban a los vecinos afectados, donde siendo profanos acabamos aprendiendo mucho de urbanismo.

Una tropelía común a ambos planes (su autor es de los arquitectos firmantes del artículo “Reflexiones sobre el PGO y el régimen de fuera de ordenación” publicado el 26 de diciembre) era que dejaban fuera de ordenación a gran parte de las viviendas existentes en Barranco Hondo, Igueste, Cuevecitas, Araya, Malpaís, El Chorrillo, San Isidro, Llano del Moro y La Esperanza al ensanchar desmesuradamente las carreteras y calles que discurren por dichos pueblos y barrios. La carretera general del Sur por ejemplo se ensancha hasta 22 metros, en forma de rambla, sin que se justificara tanta anchura por la densidad de tráfico porque sólo prevé dos carriles, dejando la mayor parte del espacio para rambla, aceras, aparcamientos y jardines. No había más justificación que las nuevas urbanizaciones que se proyectaban en las medianías de dichos municipios, por lo que esas carreteras y calles quedaban convertidas en “ejes estructurantes del nuevo desarrollo urbanístico propuesto en el PGO”, y por eso sobraba la edificación tradicional a ambos lados de las vías. En suma, no se planificaba para las necesidades de la población actual, que parece está destinada a la extinción, sino para grandiosos proyectos urbanísticos que, de llevarse a cabo, cuadruplicarían la población de Candelaria desde los 22.735 actuales a los 84.400 previstos en el PGO. En el caso de El Rosario, únicamente la triplicaba.
El PGO de Santa Cruz deja fuera de ordenación a la cuarta parte de la población de la ciudad al disminuir el número de plantas, con la justificación de que el planeamiento anteriormente vigente disponía una edificabilidad excesiva para unas estructuras urbanas que no estaban concebidas para soportarla. Así queda un remanente de edificabilidad teórica que permite construir algunas torres de muchos pisos en ciertos solares cuyos propietarios tienen los nombres y apellidos que ustedes que me leen ya han adivinado.
El análisis del urbanismo desarrollista no es completo si sólo se hace municipio a municipio. Hay que hacerlo a nivel de isla. Ya mencionamos dos municipios cuyos PGO multiplican por varios enteros su población actual. No he hecho la cuenta, pero estoy seguro que si sumamos las previsiones de población de todos los PGO de la isla de Tenerife podríamos tener en 2.000 Km2 a 4 o 5 millones de habitantes, densidad de población comparable a las de Hong Kong o Singapur
Puede que el resultado final del PGO sea disminuir la densidad de población en Santa Cruz, pero es que estos señores están pensando en la “isla-ciudad”. No otra es la razón de tantos anillos, puertos, aeropuertos, polígonos y trenes. Si la ciudad se va extender por toda la isla como el Singapur del Atlántico, Santa Cruz puede convertirse en la zona residencial y comercial de lujo, pero sobran muchos vecinos a los que hay que dejar fuera de ordenación.