domingo, 23 de mayo de 2010
Opinión. Nos siguen engañando. Rafael González.
Una y otra vez, los técnicos y cargos públicos del Cabildo de Tenerife siguen haciendo declaraciones públicas en los medios de prensa, TV y ante los asistentes a debates y reuniones informativas, en las que mienten de forma descarada, sin que por ello se sonrojen siquiera.
Y es que repetir una y otra vez la idea de que la ejecución de un carril exclusivo de guaguas ocuparía más espacio y obligaría a mayores expropiaciones que la ejecución de toda una vía ferroviaria con sus espacios de dominio público asociados, es cuando menos una ofensa a la inteligencia del público al que va dirigida. Tengamos en cuenta que el carril guagua supone una afección de 9 metros de ancho como máximo, frente a los más de 25 metros de la plataforma de tren, a la que se añaden espacios de dominio público laterales. Por otra parte, debemos entender que el carril guagua ocuparía una superficie ya en uso como es parte de la autovía TF5 o TF1, frente a las ocupaciones de nuevos terrenos previstas por los trenes del Norte y Sur.
De todos los datos aportados en el Avance del Plan del Tren del Norte y en el del Plan de Transporte de Tenerife, ninguno justifica el enorme desembolso de dinero público que necesitarían los trenes. Es más, esos datos indican todo lo contrario, es decir, que los trenes no serán rentables en más de 20 años, que no disuadirán del uso del coche privado (perdurando por tanto los atascos), y que no darán servicio a la mayor parte de la población de las comarcas atravesadas.
¿Qué justifica pues tanta insistencia en ejecutar esta obra?
Si observamos los trazados propuestos comprenderemos que, por un lado, se creará una oportunidad de recalificar urbanísticamente amplias zonas de suelo hoy protegidas o con otra calificación, con la consiguiente posibilidad de nuevos impuestos asociados a la actividad urbanística; por otro lado, teniendo en cuenta que se nos plantea una infraestructura que exigirá un enorme desembolso de dinero público y cuya explotación (beneficios) será para una empresa privada, no es extraño pensar en que los intereses de ciertas empresas puedan sobreponerse a los intereses generales de la población residente.
Las recientes declaraciones del Presidente del Cabildo de Tenerife en sentido de buscar nuevas fuentes de financiación privadas para los trenes, toda vez que el Ministerio de Fomento haya decidido recortar gastos en este tipo de obras, reflejan la obsesión personal de estos cargos públicos, al margen de cualquier tipo de estudio técnico medianamente serio.
Hasta ahora ningún cargo público ni técnico ha podido rebatir los datos esgrimidos por las plataformas ciudadanas, grupos ecologistas o partidos políticos de la izquierda en Tenerife. Al mismo tiempo, asistimos a un proceso continuo de desmantelamiento del servicio público de guaguas en varias zonas de la Isla: Sus paradas, frecuencias, prioridad de paso, número de líneas, horarios, etc. son cada vez peores, en un intento de justificar la necesidad de implantar los métodos ferroviarios allí donde los gustos empresariales lo deseen.
Un plan del transporte que califica a la guagua como elemento para la simple conexión entre estaciones de tren o tranvía, confirman una vez más esta intención de los políticos en el poder en Tenerife.
En nuestras manos está la posibilidad de evitar que el destrozo continúe como hasta ahora. El año próximo hay elecciones locales en las que podemos evitar, con la presencia de nuevos representantes más cercanos al sentimiento real de nuestros vecinos, que estos políticos ciegos y sordos sigan con sus mega-proyectos de destrucción.