jueves, 2 de abril de 2009

Entrevista. Antonio Cabrera "La dependencia agroalimentaria del exterior cada vez es mayor" .


Entrevista realizada por "Indice Siete" al Concejal de Agricultura, Pesca, Medio Ambiente y Consumo Responsable del Ayuntamiento de Granadilla Alternativa Sí se puede Antonio Cabrera. En la misma se adelantan algunos de los problemas y de las dificultades que son de plena actualidad debido a la Crisis.

Antonio Cabrera, concejal de Agricultura, Pesca, Medio Ambiente y Consumo Responsable del Ayuntamiento de Granadilla, nos ofrece una visión crítica del desarrollo de Canarias. A su juicio, en cuanto a recursos y ocupación del territorio no podemos seguir así, "porque entonces no tenemos futuro".
Considera que los políticos no han hecho una planificación racional y no tiene problemas para afirmar que "el poder político está muy condicionado por los intereses de los empresarios particulares".
M. D.- ÍNDICE SIETE

El cambio político que se produjo en Granadilla en las últimas elecciones fue importante, después de 16 años de gobierno del PSOE. ¿Cuáles son las líneas estratégicas qué se ha planteado para esta legislatura?
“El área que tiene en el nuevo equipo de gobierno municipal de Granadilla de Abona Alternativa Sí Se Puede por Tenerife, es la de Cultura, Medio Ambiente, Patrimonio, Consumo Responsable. En esta área lo que queremos realmente es contribuir a introducir otros parámetros en la gestión del municipio. Nosotros entendemos que el tipo de desarrollo económico que se ha llevado últimamente, a nivel general y especialmente en Tenerife y en nuestro municipio, se ha hecho en base a unos criterios que no tienen en cuenta las características ni los recursos naturales que tenemos, un territorio insular, frágil, con recursos naturales escasos como el agua o el suelo, un suelo escaso desde el punto de vista de la productividad, pensando en la agricultura. Por lo tanto, se ha hecho una ocupación del terreno sin tener en cuenta esos parámetros. Así por ejemplo, tenemos una isla que tiene las mayores ratios de Europa en cuanto a la relación número de vehículos-habitantes (estamos hablando de una media de 700 coches por cada mil habitantes). Hay otros parámetros en este sentido, por ejemplo superficie de viario, de carretera, con respecto a la superficie geográfica. Estamos por encima, en los primeros puestos a nivel europeo. Es decir, no podemos seguir, en cuanto al uso de los recursos y ocupación del territorio, de esta manera, porque entonces sí es verdad que no tenemos futuro. Tenemos también una densidad demográfica muy alta y creo que no podemos continuar en esa dirección”.

Usted plantea que el desarrollo en estos últimos años ha sido espectacular y ha perjudicado el futuro de Canarias. Ese desarrollismo se ha notado especialmente en la costa. ¿Cuáles deben ser los parámetros de desarrollo en la Isla de Tenerife?
“La construcción ha ido ocupando buena parte del litoral: grandes infraestructuras sobredimensionadas que no están de acuerdo a nuestro espacio insular; el tema del Puerto de Granadilla; ahora una regasificadora; ir llenando el viario con un carril más, y no acaba de solucionar los problemas del tráfico… Hay que racionalizar el crecimiento, y eso quiere decir establecer un orden de prioridades y unos criterios que tengan en cuenta el impacto de ese desarrollo económico en el territorio. El tema, por ejemplo, de la energía: parece una contradicción que teniendo muchas horas de sol al año y viento, de toda la energía que se consume actualmente en Canarias, las que son producidas con energías limpias o renovables son de un 3%. El 90% son energías producidas por combustibles fósiles, básicamente derivados del petróleo. Esto quiere decir que aquí no ha habido una planificación racional, porque lo más lógico y de sentido común es que, si aquí hay mucho sol o viento, debería aprovecharse esa energía. Parece que empiezan ahora a desarrollarse ese tipo de energías. Los datos nos dicen que los recursos energéticos abundantes que tenemos no se han utilizado, sino que se han utilizado otros. Esto hace que nuestro desarrollo económico sea muy dependiente del petróleo, no solamente para producir la energía que consumimos en las Islas, sino que a su vez la alimentación, lo que consumimos nosotros, la población actual de Canarias (en torno ya a los 2 millones de habitantes), el 80% se importa, y en los últimos 40 ó 50 años este indicador ha ido en aumento. Es decir, son datos que nos hablan de que los responsables políticos de cada una de las áreas no han hecho una planificación racional respetando los parámetros medioambientales que tenemos y, claro, así nos va. Por ejemplo, en cuanto a contaminación atmosférica, lo que son los requisitos del protocolo de Kioto, superamos en contaminación atmosférica creo que el triple de la media que se produce en Europa. No hace mucho, aquí un medio de comunicación denunciaba que Bruselas había abierto un expediente sancionador a Canarias porque en el sur de Tenerife se producía una concentración de dióxido de azufre tres veces por arriba de lo permitido. Esto quiere decir que, en este sentido, lo estamos haciendo muy mal y, en este contexto, se apuesta por introducir una planta regasificadora para introducir como combustible primario el gas natural, que es un combustible fósil. Contamina un poco menos que el petróleo, pero contamina. Y esto no se puede utilizar como argumento para decir que, si introducimos el gas, podremos respetar los criterios establecidos en el Protocolo de Kioto, porque vas a contaminar casi igual, y sobre todo porque significa una inversión económica (la obra civil de la regasificadora son unos 300 millones de euros), y sin embargo no ha habido una apuesta decidida por el aprovechamiento del sol y del viento como energías. En Navarra, el 60% de la energía que se consume está producida por energías renovables. Nosotros aquí, que tenemos mucho más sol y más viento, tenemos un 3%. Es decir, aquí no ha habido planificación energética de acuerdo a nuestra realidad”.

Parece que las administraciones públicas no quieren tomar las medidas correctoras oportunas para llevar a nuestra Isla a un futuro mejor. Quizás la Isla de El Hierro nos dé una lección en este aspecto. Todos somos sensibles a esos impactos medioambientales, pero no vemos que se estén desarrollando políticas que a medio plazo nos hagan ver otra alternativa. ¿Cuáles cree usted que son las razones para ello?
“En el caso de El Hierro posiblemente la explicación es que es una Isla con una población reducida, estamos hablando de diez o doce mil habitantes. Me parece un proyecto por supuesto interesante, el 100% renovable para abastecer el sur de la Isla. Sé que en La Palma también tiene un acuerdo el Cabildo y está desarrollando un proyecto de 100% energías renovables para la Isla. Estamos hablando de una población de unos 80.000 habitantes. Eso se puede hacer en otras islas. Aquí se puede hacer también, o habría que empezar a hacerlo. Estamos hablando aquí de una población de casi un millón de habitantes. Creo que aquí, en estos momentos, hay unos intereses muy claros en torno al petróleo, en torno a las energías fósiles. Hay como una especie de infraestructuras ya establecidas en torno a estos combustibles y no ha habido un apoyo claro y decidido desde las administraciones al desarrollo de otras fuentes de energía. Por ejemplo, sé que en el tema del gas hay todo un entramado empresarial que apuesta por el gas, no tanto ya por el hecho del beneficio que pueda tener, que lo tiene, porque la obra civil significa un presupuesto de 300 millones de euros aquí y 300 millones en Gran Canaria, que es mucho dinero. Ahora mismo aquí lo que interesa es hacer cosas, hacer obras, y no hay una planificación, sobre todo porque entiendo, es mi opinión personal, que el poder político está muy condicionado por los intereses económicos de los empresarios particulares. Entonces, claro, no hay una apuesta, cuando a nivel internacional toda esta situación, ya científicamente comprobada, del impacto de la actividad humana en el medio, del cambio climático, es una situación que no es para tomársela a broma. Esto va en serio. Aquí los políticos van por detrás de la situación. Ha costado incluso que algunos científicos asuman que, efectivamente, hay un cambio climático y que no se corresponde con esa evolución de clima que se produce en períodos de variaciones naturales. No, ya hay un plantel a nivel internacional de científicos de mucho prestigio donde hay informes que dicen que ese cambio climático que se está produciendo es consecuencia de la contaminación por la industria, el tráfico… El tema es serio y preocupante, como para que los políticos estén mirando para otro lado. Hay que planificar en serio”.

Hay un tema relacionado con esto, que es la situación de la agricultura, que ha descendido considerablemente. Quizás no se están tomando las medidas oportunas. ¿Cuáles cree que son las razones del abandono del campo?
“La causa fundamental es la poca rentabilidad que está teniendo la actividad agrícola, es decir, los beneficios o las ventas que genera la actividad agrícola no revierten en quien cultiva el campo, sino en otra persona. Se suele decir, y creo que es cierto, que todo el mundo vive de la agricultura menos los agricultores. Aquí hay que hablar de que los agricultores cultivan, cultivan muy bien, entregan la producción a una cooperativa o a unos intermediarios, el producto llega al consumidor y hay una media, de entre el 300 y el 400%, más caro el precio que paga el consumidor con respecto al precio que recibe el agricultor que cultivó ese producto. Así al agricultor no le salen las cuentas y al final, si es quien menos recibe de una renta que genera con sus manos, ocurre lo que ocurre: se va abandonando la actividad y los hijos deciden dedicarse a otra cosa. Ésta es la causa fundamental. Ha habido un problema de comercialización que no se ha resuelto y, por lo tanto, el campo se va abandonando. En los últimos 50 años la superficie cultivada se ha reducido a un tercio y la población se ha triplicado. Por eso la dependencia agroalimentaria del exterior cada vez es mayor y esto es un peligro. Aquí ocurre cualquier cosa en un conflicto internacional o un problema en el transporte y nos quedamos en una situación peligrosa, porque el abastecimiento es algo que está en una situación muy débil, desde las infraestructuras de producción de alimento. Otra causa es que no ha existido una política agraria que intente resolver y planificar este tema. Aquí ha habido un modelo, que yo llamo el modelo agroexportador, es decir, desde el s.XVI ha empezado un modelo de cultivo de ciclo, monocultivo. Empieza la caña de azúcar, el vino, la cochinilla, la orchilla… Ahora el plátano, el tomate… Ese modelo agroexportador está pensado para exportar determinados cultivos hacia fuera, y está en estos momentos en una situación de crisis y no mira las necesidades del mercado interior local. Aquí se cultiva, gastamos nuestros recursos de suelo y de agua para exportar, y luego resulta que compramos para abastecer la alimentación de la población que tenemos. Es un modelo en el que no ha habido política agraria concreta. Planificar significa pensar en la mejor forma de aprovechar los recursos propios para satisfacer las necesidades de la población que está aquí. No sólo es el hecho de que lo que se cultiva aquí está pensado más en vender fuera y luego en traer lo que necesitamos, sino que esa producción que viene de fuera recorre miles y miles de kilómetros, significa consumo o gasto de energía en transportes. Un kiwi que viene de Nueva Zelanda, una naranja de Valencia o una manzana que viene de Chile, ¿cuántos miles de kilómetros recorren? Está calculado: lo menos 4 ó 5 veces más se gasta en la energía del transporte de ese alimento, que en la energía que ese alimento proporciona a quien se la come. Eso es insostenible. Esto no es planificación ni es nada. Es pura irracionalidad, sobre todo porque hay un transporte que está haciendo un gasto energético que no debería ser, y eso significa más emisiones de gases de efecto invernadero. Es decir, no ha habido planificación y hay un problema de comercialización que no se ha resuelto, porque si alguien debe vivir de su trabajo en este caso debería ser el agricultor y no el intermediario. Si un producto que al agricultor se le paga a 25 céntimos y el consumidor lo paga a cuatro veces más, no es justo, por eso aquí a nivel municipal tenemos un proyecto de mercado del agricultor, que lleva doce años funcionando. Se puso en marcha cuando yo estuve en otra etapa de concejal, donde la finalidad es que el agricultor venda directamente lo que cultiva al consumidor y por medio no hay ningún intermediario. El agricultor gana más dinero y el consumidor compra más barato y un producto fresco”.

¿Qué se puede hacer frente a eso?
“Hablar de alternativa a la crisis de la agricultura si no se resuelve el problema de la comercialización, es inútil. Es decir, hacer infraestructuras hidráulicas para mejorar el riego, actuaciones de formación para el agricultor, mejorar los tipos de cultivo… si no se resuelve la comercialización, desde mi punto de vista, eso no sirve para nada. Para que el agricultor vea una perspectiva de futuro en su actividad, tiene que dársele una salida al producto y una viabilidad económica. Si eso no se resuelve, creo que el problema seguirá agravándose cada vez más. No hay una salida si no se resuelve la comercialización”.

El sector turístico en Canarias es potente, pero las cadenas hoteleras no hacen nada por potenciar el sistema agrario. ¿Se deberían concretar las acciones en este aspecto?
“Desde la perspectiva del responsable de un hotel, ellos lo que quieren básicamente es resolver, o sea que si necesitan hortalizas, frutas o verduras durante la semana, quieren que se los lleven, sean de aquí o de fuera. Esa parte entra dentro del proceso de comercialización que decíamos, no resuelto. Un suministrador de las mercancías a un hotel, va a suministrar; si lo tiene aquí lo lleva, y si no lo va a importar de donde sea. Eso podría ayudar, porque aumentaría el consumo de la producción local, pero tendría que haber algún tipo de política que subvencionara a los hoteles que utilizan como materia prima para elaborar sus menús la producción local. Pero aquí hay que resolver de una manera clara y decidida la comercialización. Posiblemente los agricultores hasta ahora no han tenido la capacidad organizativa para coger el tema por los cuernos, sino que a lo mejor delegas en una cooperativa y, hasta ahora, los resultados de las cooperativas (en teoría proyectos de participación, de unión de los agricultores) tampoco han sido todo lo bueno que se deseaba. Más bien lo que uno oye es que la gestión económica de las cooperativas cada vez va peor”.

Hay un último aspecto medioambiental que me gustaría que me comentara y es el de la construcción en la costa. Ahora se plantea el derribo de muchas de estas edificaciones. ¿Es difícil buscar un punto de equilibrio en esta cuestión?
“A mí me parecería bien, siempre y cuando el efecto retroactivo que se quiere aplicar para derribar estas instalaciones se hiciera con todo, porque da la impresión de que hay determinadas infraestructuras hoteleras ubicadas muy cerca de la costa, que no se tocan, pero sí aquellos núcleos de habitantes en poblados de la costa que sí hay que derribar. Por ejemplo, en El Médano hay un hotel que está en dirección a Montaña Pelada, que está pegado a la orilla del mar, y ahí no se dice nada. Ese hotel es relativamente reciente, estamos hablando de hace unos 15 años. Sin embargo hay otros que sí. Creo que hay una doble vara de medir con la que no estoy de acuerdo, sobre todo si dentro de esas construcciones hay elementos con singularidades, con valores etnográficos o arquitectónicos, como pueda ser el hotel Médano. Creo que no sería justo. En ningún caso debería tomarse como una medida que trate a todos por igual, derribar todas las edificaciones. Creo que habría que ver caso por caso, porque no es lo mismo el núcleo de Cho Vito en Candelaria o las casetas por la parte norte de la Isla, o la zona de Playa Chica y el Hotel Médano... Cada caso habría que estudiarlo y ver cómo podría darse una respuesta. Entiendo que, en principio, el objetivo parece que es bueno, liberar de edificaciones la zona pública, pero cuando hay un arraigo de 50, 60, 70, 80 años, como hay núcleos en el caso de El Médano, pues la medida me parece un poco excesiva. En el caso del Hotel Médano, es una edificación singular, es el primer hotel que se construye en el sur de Tenerife, estamos hablando de hace 50 años. Hoy indudablemente estaría injustificado, pero está ahí. Nosotros en el Ayuntamiento llegamos al acuerdo de que, en todo caso, con respecto al Hotel Médano, nuestra propuesta es que sea adquirido por una administración pública y dedicarlo a un uso público”.