viernes, 17 de abril de 2009

Alternativa Sí se puede por Tenerife rechaza la creación de un campo de golf en la zona baja de La Victoria de Acentejo y cree que hay otras opciones


Ante la propuesta de realización de un campo de golf en la zona baja de La Victoria, contenida en el avance del Plan General de Ordenación (PGO) de dicho municipio, Sí se puede reclama un uso más sostenible del territorio.

Miembros de la comisión de medio ambiente de dicha organización sociopolítica de izquierdas visitaron recientemente la zona donde se baraja ubicar el campo de golf, y constataron que aún sigue habiendo distintos usos tradicionales en la misma, tales como la apicultura, el pastoreo caprino y algo de agricultura, y que el área reúne aún buenas condiciones para potenciar tales actividades o para desarrollar proyectos alternativos a lo previsto en el PGO, como cultivar la zona, la creación de un jardín botánico con plantas autóctonas de la comarca, la puesta en funcionamiento de una granja escuela o el desarrollo de actividades vinculadas al turismo rural,…, no siendo excluyentes entre sí ninguno de tales usos.

Para Sí se puede, el hecho de que en la propia corporación municipal no haya unanimidad con respecto a la ubicación de un campo de golf en la zona, y la preocupación por una eventual urbanización del entorno, apuntan a que se debería buscar otra alternativa menos dañina desde el punto de vista medioambiental y remarcan que muy próximo al área se ubica el Paisaje Protegido de Costa de Acentejo, espacio natural que alberga todo el sector costero del municipio, al igual que el de otros cercanos, y que está amenazado principalmente por las urbanizaciones y los vertidos de residuos sólidos que se realizan junto a su borde superior.

Desde la organización de izquierda se incide en que en medio de la gravísima crisis económica, ecológica y social que está experimentando el mundo, y siendo los territorios insulares especialmente vulnerables a las repercusiones negativas de este estado de cosas, no parece sensato seguir apostando por la proliferación de campos de golf para el mercado turístico convencional, en clara recesión, a costa de sacrificar áreas con una alta calidad agrológica. Al contrario, entendemos que el cada vez más mermado suelo rústico potencialmente productivo debe tener la consideración de recurso estratégico de primer orden, que debe preservarse a toda costa al objeto de garantizar a las generaciones actuales y a las venideras las más altas cotas posibles de soberanía alimentaria para afrontar un escenario crecientemente sombrío.