jueves, 25 de noviembre de 2010

Opinión. A la sombra de los laureles. Fina Fuentes Tabares


Creo que cuando vamos a defender las cosas es porque las sentimos nuestras, no somos saharauis pero nos sentimos solidarios. Estamos en contra de la tala de árboles porque los sentimos nuestros también, al igual que el teatro Atlante o la costa de Granadilla.

Parece mentira, por esto, que haya personas que digan que si va fulano o mengano a defender los árboles de Montaña Morera (en este caso yo) pues no irá él, como si los árboles aquellos tuvieran dueño como tampoco lo eran los que tumbaron en Méndez Núñez y allí estaba yo también plantada.
Estuve y estoy en contra de los oportunismos y creo que es un error que ningún medio de comunicación pretenda apoderarse del movimiento ciudadano llegando a creerse en el derecho de entorpecer la labor de otro medio que, en el caso de los árboles de Montaña Morera, había sido llamado por un vecino afectado acertada o equivocadamente, eso hay que respetarlo y no aprovechar el momento para hacer las entrevistas que se pudieron haber hecho a lo largo de la mañana. Y ya está bueno de querer engañar a la gente con cifras de asistentes cada vez más disparatadas. Si vamos veinte somos veinte y no tenemos que prestarnos a la mentira como hacen ellos.
En este tipo de discusiones, cada vez más frecuentes, se demuestra que hay personajes que sólo pretenden figurar y pretenden solucionar los conflictos con gritos e insultos. No paso falsedades, no me gusta esa emisora y lo digo porque no me callan ni debajo del agua y seguramente porque digo lo que pienso es por lo que algunos se creen en el derecho de estar siempre dándome palos pero me da igual porque me considero una persona libre y no estoy dispuesta a dejarme manipular por nadie. Si me da gana de ir a Montaña Morera a defender unos laureles que son de todos, allí pienso plantarme por mucho que me chille este o el otro.