Desde hace casi un año y durante las horas de madrugada, un tanque ubicado en Llano Blanco, en el municipio de El Rosario y que abastece a las zonas más altas de las urbanizaciones de Tabaiba y Radazul, se desborda, con la consecuente perdida de miles de pipas de agua que llegan a una huerta cercana abandonada, alimentando de paso, a una población de la gramínea “rabo de gato” (Pennisetum setaceum), una de las especies exóticas más peligrosas que hayan invadido el archipiélago.
Según aclara José María Palacios, portavoz de Sí se puede en El Rosario, esta instalación está surtida por el pozo ubicado en el barranco de Santa Catalina, linde del barrio de Machado, en El Rosario, con El Tablero, en Santa Cruz, cuyo alumbramiento fue anunciado a bombo y platillo por el actual equipo de gobierno de El Rosario.
En las manifestaciones de Palacios se especifica que el agua es un bien muy valioso por su escasez, en muchos de los países del planeta, cuestión que es un hecho reconocido en todos los informes anuales del Programa de Medio Ambiente de Naciones Unidas, desde que esta entidad existe. En Canarias, por su particular ubicación geográfica y su superpoblación, la escasez del agua es un hecho preocupante, que ha llevado a que se multipliquen las desalinizadoras y las perforaciones que buscan alumbrar nuevas galerías y pozos para abastecer la demanda de una sociedad creciente, lo que es un hecho objetivo al margen de cualquier discusión, por lo cual es mucho más reprochable la manifiesta dejadez y desidia de las autoridades municipales, que permiten la pérdida de miles de pipas de agua, un auténtico lujo para los tiempos que corren.
Por si no bastara con ello, los restos de la citada obra de conexión del pozo con el tanque, en algunos casos tuberías de más de 10 m de longitud, han sido abandonados in situ, afeando el paraje natural de Montaña Jagua, matizó el dirigente de la organización de izquierdas.