Aminatu Haidar no es una persona común, es ciudadana de un país que de momento no existe y está gobernada por aquellos que no la dejan existir. Detrás de su mirada grande, triste y profunda parece esconder todas las décadas de sufrimiento colectivo que ha generado en la población saharaui la ocupación ejercida por Marruecos.
Esta valiente mujer ha defendido por medio mundo mediante las palabras el derecho de los y las saharauis a constituirse como un país libre más conforme a su decisión soberana. Eso le ha merecido el sobrenombre de la Gandhi saharaui, algunos galardones internacionales además de años de cárcel, tortura y persecución política por parte del gobierno alauí.
El castigo por ejercer la libertad de opinión y el defender el derecho a decidir de su pueblo fue retenida por las fuerzas de seguridad marroquíes a su llegada a El Aaiún el pasado viernes y deportada ilegalmente hasta Lanzarote.
Aminatu Haidar ha utilizado la palabra secuestro para referirse a lo que ha hecho con ella el gobierno de Mohamed VI y también como cómplices del mismo al Gobierno Español. Esta mañana pude escuchar en la radio al ministro de exteriores español, Miguel Ángel Moratinos, hablar con cierto enfado de la activista saharaui y de su falta de respeto hacia España por sus acusaciones.
Es cierto, es feo, muy feo que se acuse a España de secuestro. Da igual que en 1975 se entregase ilegalmente a los saharauis a Marruecos, da igual la política de hechos consumados que parece aceptar cada vez más los voceros del PSOE con respecto al Sahara, da igual que el gobierno español colabore activamente en la ocupación del Sahara y que varias decenas de miles de personas estén todavía en campos de refugiados en Argelia. Lo importante para Moratinos es que una mujer deportada ilegalmente y acogida con la misma ilegalidad en Lanzarote, en contra de su propia voluntad, se calle y casi de las gracias al Estado Español por su generosidad.
Tal vez no entienda mucho de leyes, lo reconozco, pero a mi me parece que es igual de secuestrador el que retiene a una persona contra su voluntad como el que abre su casa para mantener al secuestrado escondido. En ese sentido es infumable y clarificador el papel seguidista que hace España de las tesis políticas de Marruecos en la cuestión saharaui.
Aminatu Haidar debe ser para los canarios y canarias un ejemplo del poder de la resistencia pacífica, un molesto grano que le ha salido al Estado Español en sus bajos por salvaguardar su negocios en el Magreb, paradójicamente mediante el hambre demuestra su propia existencia y se hace visible junto con un pueblo entero.
Rubens Ascanio Gómez
Miembro de Alternativa Sí se puede por Tenerife