lunes, 27 de septiembre de 2010

Opinión. ¿Quo vadis, Zapatero?. Manolo Marrero.


El Gobierno socialdemócrata de José Luis Rodríguez Zapatero, que realizó una serie de promesas electorales a las puertas de la crisis, es de frágil memoria y fácil olvido y se ha tornado en un gobierno social-liberal de centro derecha, al más puro estilo europeo.

Estos días previos a la huelga, ha adoptado la medida de subir el IRPF a los salarios más altos, superiores a los 120.000 euros, lanzando el mensaje de que esta vez van a pagar los ricos. Un nuevo engaño. ¿Dónde está el control sobre el fraude, cuándo van a emerger las enormes bolsas de dinero no declarado, cuándo van a pagar impuestos adecuados a sus ingresos las grandes empresas y multinacionales que operan en nuestro país? Esos sí que son los ricos. Los otros, ya hace tiempo que debieran estar cotizando en relación a sus ganancias, como hacemos todos los que estamos sujetos a una nómina.
En los principios de la actual crisis, tanto ZP como Obama hablaron de “meter en cintura” a las entidades financieras que la habían ocasionado. No sólo no se ha hecho nada, sino que se les ha entregado dinero público sin contrapartidas y, además, en lugar de impulsar bancos bajo control público –medida que hubiera adoptado alguien de la izquierda consecuente- lo que hizo fue iniciar el camino de la privatización de las Cajas de Ahorro.
Ha encontrado la excusa de que Sindicatos y Empresarios no se ponían de acuerdo y amenazó con legislar “cueste lo que cueste”, y ya creo que ha legislado usted y sus apoyos de derechas el mayor descalabro, el mayor ataque a los derechos laborales, económicos y sociales de los trabajadores, a través de esta reforma laboral, que rechaza la mayoría de esta sociedad.
Usted ha elegido. Y entre seguir cumpliendo su programa o plegarse a los intereses del capital, representado por el FMI, el BCE y la propia UE, ha girado hacia la derecha, que se frota las manos viendo cómo usted hace el trabajo sucio a los intereses financieros, a las multinacionales, en esencia, a los poderes fácticos, a los cuales su política está supeditada. Esa derecha, a la que usted allana un camino, y que, con un coste cero, y sin necesidad de presentar alternativa alguna, le va a suceder en el poder, porque usted ha decidido entregárselo en bandeja.
Parafraseando a Cicerón en sus Catilinarias, tengo que lanzarle esta imprecación: ¿Hasta cuándo, Zapatero, vas a seguir abusando de nuestra paciencia? ¡Oh tiempos aquellos en que las promesas electorales no estaban teñidas de medidas contra la clase trabajadora!
El día 29 las calles de nuestros pueblos y ciudades van a ser un clamor contra usted y sus impopulares medidas. Los jubilados, porque ven cómo se aproximan medidas privatizadoras de las pensiones bajo el eufemismo de “reformarlas”; los cuatro millones de parados porque observan que esa reforma no genera nuevos empleos y lo que hace es traspasar el débil equilibrio entre trabajadores y empresarios, definitivamente, a manos de los empresarios; los estudiantes, porque ustedes los han condenado ya calificándolos de “generación perdida”; los funcionarios, porque los ha empobrecido, y además ha endurecido hasta límites insostenibles sus condiciones laborales (claro está, con el apoyo de los Gobiernos Autónomos, que no le van a la zaga en recortes de los servicios públicos); los sindicatos, porque usted parece que también forma parte en estos momentos de esa corriente que los considera innecesarios, anacrónicos y, por tanto, objeto de ataques para debilitarlos; del mismo modo, todos los que defendemos la democracia, porque los recortes de derechos de la clase trabajadora, la debilitan en beneficio de los poderosos, que son quienes deciden y quienes controlan a los que nos gobiernan.
Es usted fuerte con los débiles y débil con los poderosos. Me ha decepcionado. Y por eso el 29 iré a la huelga y a las manifestaciones: contra las políticas de la UE, contra las decisiones del Parlamento Español en la reforma laboral, contra el PSOE en el Gobierno y contra el PP en la oposición, contra Coalición Canaria que los apoya para seguir depredando el territorio canario favoreciendo los negocios de los que los apadrinan. Tengo motivos sobrados, pues, para ir a la huelga.
La Huelga del 29 debiera ser el inicio de una movilización que echara por tierra estas políticas reaccionarias. Estad usted a tiempo de retomar otras medidas, que ayuden a salir de la crisis a la par que no carguen las culpas sobre las espaldas de la clase trabajadora.
Elija usted de qué bando se sitúa: si prefiere seguir reafirmado el capitalismo salvaje en beneficio de unos cuantos o, si por el contrario, entra en la senda del progreso y la defensa de los servicios públicos y de los intereses generales, que son los de la mayoría de la población. O con nosotros o contra nosotros.