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En función de todas las razones anteriormente señaladas, solicitamos:

1. Que se realice de nuevo el Mapa Estratégico de Ruido del Aeropuerto Tenerife Norte.
2. Que dicho Mapa se elabore contrastando el modelo teórico utilizado con mediciones de ruido realizadas sobre el terreno, contando para ello con la colaboración informativa de población de las zonas afectadas.
3. Que el nuevo estudio utilice la toponimia oficial de los lugares afectados, evitando emplear nombres ajenos al conocimiento de la realidad por parte del vecindario afectado.
4. Que una vez elaborado el Mapa se exponga a información pública en lugar preciso, con medios adecuados y personal técnico para dar explicaciones y recoger sugerencias, y contando con la participación del resto de las administraciones locales y autonómica.
5. Que los Órganos de Seguimiento y Control no se limiten a seguir sólo a las casas de los presumiblemente afectados con derecho a aislamiento acústico sino a todos los implicados con diferentes teóricos impactos, que en la práctica pueden ser mayores, y con representación de los ciudadanos, de técnicos (controladores, meteorólogos y pilotos) y de las administraciones afectadas.
6. Que se cree una Comisión de Protección Ambiental y Seguridad en el Aeropuerto con participación de la sociedad civil y que pueda incluir, entre otros agentes, a personas de las administraciones locales y de las entidades vecinales afectadas, de técnicos expertos como los citados y de otros de la Universidad de La Laguna —cuyas instalaciones se ven, además, directamente afectadas—, sin olvidar a los grupos de defensa ambiental.
7. Que en el futuro, todas las decisiones que afecten a éste y a los demás aeropuertos del sistema canario, en relación con su eventual expansión física, ampliación de horarios, y todo lo que pueda afectar al territorio y la ciudadanía que lo habita, se someta a un debate social democrático en condiciones materiales y temporales suficientes, dada su evidente trascendencia estratégica.