Ha presentado alegaciones contra el Avance del Plan Territorial Especial de Ordenación de Residuos, PTEOR de Tenerife, cuyo período de información pública acabó el 11 de octubre
El Cabildo de Tenerife pretende construir en el polígono de Granadilla una incineradora con capacidad para 300.000 toneladas de residuos al año, equivalente al 30% de los residuos que prevén se generarán en la isla. Esta infraestructura es ilegal, peligrosa, nociva, innecesaria y contraproducente para una gestión de los residuos realmente sostenible y, según manifestaron en rueda de prensa Juan José Triana y Fernando Sabaté, las alegaciones de Alternativa Sí se puede por Tenerife desmontan los argumentos con que se pretende justificar.
Los miembros de la Coordinadora Insular de Alternativa Sí se puede por Tenerife, añadieron que en la memoria del avance del PTEOR se hace una previsión desmesurada del crecimiento de la población de Tenerife desde 939.397 habitantes en 2006 a 1.211.656 en 2016, lo que supone un incremento del 31,80 % en ese periodo, que no es ni deseable, ni compatible con un desarrollo verdaderamente sostenible, sino que responde a expectativas irreales para justificar el sobredimensionado de las infraestructuras previstas en el plan, particularmente la planta de valorización energética, como eufemísticamente llaman a la incineradora.
Para Fernando Sabaté, el plan rebaja el objetivo de recogida selectiva al 55% para la materia orgánica putrescible generada en los domicilios para ser recogida mediante un 5º contenedor personalizado, sin tener en cuenta que existen técnicas biológicas fácilmente divulgables que permiten simplificar la recogida selectiva. Como resultado prevén que en 2016 sólo se produzca un 30,8% de compost apto para uso agrícola procedente de recogida selectiva, y un 69,2% de compost gris para ser usado en restauración de áreas degradadas y jardines públicos, procedente de recogida en masa. De los rechazos de este compost gris se prevé alimentar mayoritariamente a la incineradora.
Para Sabaté y Triana, también se salta la jerarquía de principios establecida por las normas de la Unión Europea para la gestión de residuos, que dispone que se dará prioridad a prevención mediante la reducción en origen y la reutilización, seguidamente al reciclaje material y al compostaje, y por último a la recuperación energética y a la eliminación (vertido).
Entre los datos que los representantes de Sí se puede aportaron, destaca que la incineración es equiparada al vertido en la jerarquía de prioridades, y no se admite más que cuando se ha agotado la posibilidad de reutilizar y de reciclar. Por contra el Cabildo quiere incinerar cantidades enormes de materia orgánica y otros materiales que podrían haber tenido otro uso. Es previsible que, dado que la planta de valorización energética tiene un coste fijo enorme y no es rentable que se infrautilice, se abandone el reciclaje procurando que las cantidades destinadas a incineración aumenten hasta saturar la capacidad de la planta. Hay poderosos intereses así mismo en los beneficios derivados de la generación de electricidad con este método y en la adquisición y montaje de la propia instalación.
Fernando Sabaté y Juan José Triana tacharon de desfachatez la actitud del redactor del plan, al considerar a los plásticos, envases y materia orgánica sin separar, que suponen gran parte de lo que se quiere incinerar, como biomasa y fuente de energía renovable, en contra de lo dispuesto en la normativa comunitaria.
Añadieron que no se hace estudio de impacto ambiental de la planta incineradora, ni se tiene en cuenta la emisión de dioxinas, furanos y metales pesados como Arsénico, cadmio, cromo y mercurio, que son sustancias tóxicas aún en pequeñísima cantidad, cancerígenas, persistentes (resistentes a la degradación ambiental) y bioacumulables (se acumulan en los tejidos de organismos vivos). Tampoco se tiene en cuenta que las cenizas y escorias resultantes de la incineración, que el plan cifra en 75.000 TM/año, habrán de almacenarse por tiempo indefinido en el vertedero de Arico generando graves problemas de contaminación por su riqueza en estas sustancias indeseables.